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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Drama. Thriller Historia de un carnicero de carne de caballos francés que queda encargado de velar por su hija, una joven que sufre de autismo, cuyas vidas siguen una rutina monótona aparentemente infinita. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2009
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hotel con un diálogo sobreimpreso, carne de caballo siendo desgarrada por cuchillos de modo atroz y platos que exponían esa carne siendo cortada con empeño y engullida ante planos que sólo mostraban medio rostro. Así empezó la carrera cinematográfica de Noé, indicando que el inconformismo, la contradicción de lo formalmente correcto y lo visceral, sobre todo lo visceral, tomarían parte de un legado que indicaba que nada volvería a ser igual en la vieja Francia.

Un nacimiento, un abandono y un personaje que huía de toda aceptación, alejándose a pasos agigantados de la sociedad y siendo interpretado por el que parece haber resultado un emblema para nuevas generaciones y nuevos cineastas, Philippe Nahon, construían en "Carne" el que ha resultado ser su discurso hasta la más cercana y posterior "Enter the Void". Un discurso que indicaba hacía el mismo lugar: el colectivo ante unos personajes totalmente desaforados, que lejos de blandir argumentos y reflexionar en el propio film, actuaban mediante instintos primarios que han recorrido las entrañas del ser humano desde los principios, y que los impulsaban a cometer atrocidades mayores de lo que cualquier espectador habría podido imaginar.

La historia de "El carnicero", pues, nació mostrándonos a un personaje totalmente alienado y alejado de la sociedad que, al encontrarse con la única responsabilidad de ver crecer a una hija que ya no tenía madre, no hizo más que recluírse en su propio círculo. Por tanto, bien podría decirse que al medrar al lado de un personaje como "El carnicero", su propia hija creció absorta de esa realidad y, es precisamente ese hecho, el que ofrece tanto juego a "Carne", dejando sus virtudes meramente estéticas de lado, y otorgándole a la obra de Noé un fondo que se logra de un modo tan sencillo como empleando una voz en off y dos interpretaciones para quitarse el sombrero. A Philippe Nahon ya le conocemos todos, ese tipo con un rostro curtido y unos rasgos que le hacen parecer el fascista que realmente interpreta, y que nos sumerge en su papel como si nada, pero es que al otro lado, y con tan sólo unos minutos en pantalla, uno llega a creer en Blandine Lenoir como esa muchacha indefensa que vive lejos de la realidad y no sabría como reaccionar ante una situación concreta.
Es así, pues, como nace no sólo una relación que daría lugar a uno de los personajes más inquietantes que ha ofrecido la cinematografía francesa en muchos años, sino también un cine temperamental y cuasi vehemente que se gestaría desde un pequeño hotel en Porte de la Vilette. Un pequeño hotel a partir del cual ya nada sería igual para muchos.
Grandine
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