"Saw" desató una moda tan poco fructífera como burda en 2001: la de realizar films sobre tipos encerrados en algún lugar que iban siendo aniquilados uno por uno. Aquí, se agarra esa misma idea (no vayamos a pensar demasiado), y se traslada a un edificio donde un pantomímico asesino va ventilándose, sin orden ni concierto, a todos los tópicos con patas que por allí pasean.

Para no ser menos tópicos, claro, el final es una calandraca de las gordas que, para colmo, no justifica haber aguantado sus cutres actuaciones, las cutre-muertes con que sazonan un producto vomitivo, los cutre-escenarios por los que se mueven espasmódicamente, como estúpidos peleles esperando ser cazados y, en especial, los cutre-diálogos con los que nos obsequia Cámara durante el transcurso de esta aberración hecha cine.

En ellos, se puede palpar una complejidad inaudita e impresionante que se intuye tan sólo observando la situación en que se encuentra el personaje en cuestión, y la agudeza del diálogo en sí. Sin más prerrogativas, mejor pasar a algunos ejemplos:


1. Típico, tópico y manido personaje de marras, se da cuenta de que se halla en una situación difícil.
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"Acabo de darme cuenta de algo.. No reacciono bien ante las crisis"


2. Típico, tópico y manido personaje de marras, se da cuenta de que está atrapado por alguien y no sabe como escapar, así que decide vacilarle
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"¡Sal de ahí, cabrón! ¿Te gusta escribir frases raras? Pues yo tengo una para ti: ¡Que te jodan!"


3. Típico, tópico y manido personaje de marras que no reaccionaba bien ante la crisis, realizando un meritorio ejercicio de tenacidad mental, ilumina a sus compañeros.
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"Es un hueco de ascensor, no puedes esconderte en un hueco de ascensor, ¡está hueco!"


Si es que donde hay clase... hay clase.