A lo largo de la historia del cine, el empeño por mostrar al psicópata/asesino como alguien con unas motivaciones y unos peros, ha dado gratos frutos a los que gustan de apreciar este tipo de propuestas, y nos ha dejado muestras de todo tipo, entre las que hallariamos como las más actuales cintas del estilo de "El silencio de los corderos", "Henry, retrato de un asesino" o "Harry, un amigo que os quiere", mostrándonos así las inquietudes de nuestro devorasesos favorito (mejor eso que la placenta, seguro) o de otros tipos que parecían tener unas inquietudes más allá del destripayraja habitual.
Los hermanos Butcher, no contentos con haber visto ya desde distintas perspectivas la psique del lunático en cuestión, han querido ir más allá y han decidido con "The Hamiltons" inmiscuirse además, en los conflictos y problemas de una familia de asesinos de lo más peculiar y sanguinaria.

Como no, meterse en terreno pantanoso, y querer ofrecer al espectador algo que no se le había prometido, puede llevar a la consecuente indignación de más de uno, porque aquí el terror ni se palpa, y la tensión o demás elementos típicos de este género quedan bastante lejos de lo que uno podría esperar, puesto que partiendo de una idea que, aunque ya desarrollada, podría haber resultado jugosa, divertida y macabra, se le ofrece un cauce erroneo, que posiblemente logre aburrir y hastiar a más de uno.

Servidor, como se ha tornado desconfiado con esto del cine de terror, ya se las veía venir, así que intente que la peli en cuestión fuese lo más llevadera posible, esperando el momento en que las vísceras y demás comenzasen a hacer acto de presencia, pero quitando quizá un par de secuencias muy bien rodadas, por cierto (en especial la de la bañera, bastante turbadora, dentro de lo que cabe), por lo demás no tiene gran chicha la cosa.
El aspecto telefilmero y casi amateur que posee tanto la fotografía como demás elementos discordantes, tampoco ayuda mucho, y al final uno se conforma con que la cosa termine, y a esperar otra "Feast", que son las que molan, leñe.