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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
8
Intriga. Thriller Después de ser secuestrado, Paul Conroy (Ryan Reynolds), contratista civil en Irak, se despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera, sin más recursos que un teléfono móvil y un mechero. El teléfono podría ser el único medio que lo salvara de esa mortal pesadilla, pero la precariedad de la cobertura y la escasa batería parecen obstáculos insuperables en su lucha contra el tiempo: sólo dispone de 90 minutos para ser rescatado ... [+]
7 de octubre de 2010
27 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy en día hay quien opina que el cine está muriendo, y yo opino que quién lo estamos matando somos los espectadores. Ahora, al presentar un trabajo, parece que no pueda ser demasiado retorcido o simplificado, que cuanto más adulteramiento conlleve el propio relato, más agradecido será para el espectador. El happy end, por ende, es más vigente que nunca: mucha gente ya no busca ir al cine a contemplar desgracias ajenas, ni a ver como las cosas se le tuercen al heroe y éste termina cayendo. Y ello lo atestiguan múltiples obras que, sin ser mejores o peores (simplemente, su calidad decrece) que otras, saben que tecla pulsar. Podría ser el caso de una de las últimas galardonadas con el Oscar, "Slumdog Millionaire", que tras un tramo digno de bien pocos (que a muchos recordó a la cruda "Ciudad de Dios"), se desentendía con un segundo tramo indigno, pero eso sí, un segundo tramo que a buen seguro le consiguió todos esos premios y loas, puesto que aparta todo aquello que ya no cuaja, que no tiene cabida.

"Buried", sin embargo, no contiene adulteramiento de ningún tipo: lo que se supone debe hallarse en pantalla, es lo que hay, y nada más. No se recurre a métodos que cualquiera contemplaría de buenas a primeras para despejar el relato con flashbacks en pro de un dramatismo o unas explicaciones que resultarían mucho más visuales. Todas las herramientas para ello se encuentran dentro de ese ataud. No es necesario salir de él para que conozcamos pasado y presente de ese personaje. En un sólo tablón se encuentra todo, desde sus filias y sus fobias, hasta sus dudas más emergentes, en forma de mina rascada contra un pedazo de madera.

Al otro lado de ese tablón, el eje principal sobre el que viran muchas de las aspiraciones del film de Cortés, que no es otro que su personaje. Un personaje que mediando esos números anotados nos transporta a un recital de sensaciones que, lógico o ilógico, se presenta en su más puro estado para dar paso a momentos de un potente dramatismo o de una agonía cuasi inhumana. Pero no nos engañemos, ¿qué es lógico o ilógico en una situación así? Esas consideraciones quedan inmediatamente apartadas de un zarpazo cuando, al observar las dudas, el protagonista nos transporta a su interior sin prudencia ni premeditación, palabras que, de un modo u otro, quedarían alejadas de una situación como la vivida. Puesto que las decisiones de Paul Conroy parten de la desesperación, de la agonía y de las dudas por saber si podrá despedirse de quien ama en un momento de flaqueza, o conocer las intenciones de su supuesto rescatador. [ ... ]


(Sigue en el Spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grandine
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