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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Serie de TV. Comedia Serie de TV (1972-1980; 1992). "El Chavo del Ocho" era una popular teleserie mexicana que narraba las historias de un niño mexicano de 8 años (El Chavo, interpretado por un adulto) que vive en una vecindad de la Ciudad de México D.F., y con frecuencia se lo encuentra dentro de un barril situado en el patio de la vecindad. El programa explora, de manera cómica, los problemas que muchos niños de la calle experimentan a diario como el ... [+]
29 de enero de 2008
124 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin querer queriendo, así fue prácticamente como empecé a aficionarme y reirme con una serie como "El chavo del ocho", serie que sólo podría ser comparable a, por ejemplo, una peli de Ron Howard: Esa previsibilidad casi entrañable por conocer qué van a hacer o decir los personajes en la siguiente secuencia, esas tramas que se conocen de pe a pa todos aquellos que se hayan acercado en alguna ocasión a tan admirable producto y esas interpretaciones adecuadas a unos roles tan vistos, sobados y resobados. Eso sí, la diferencia es grande: Cuando ves "El chavo del ocho" te ríes con ellos, sin embargo, cuando ves una peli de Ron Howard, te ríes de él, y he ahí donde uno decide porque quedarse con una serie charcutera mejicana que con cualquier pestilente trabajo de los reyes del dollar: Porque es el doble de disfrutable, apetecible y divertido.

Hablar sobre personajes cuando hacemos hincapié en una serie tan enorme sería quedarse en la superficie, porque son todos tan inmensos como el anterior, desde el Chavo y las galletas involuntarias a Don Barriga o cualquiera que se precie, hasta la Chilindrina y sus tejemanejes para que el mítico Don Ramón (AKA Ron Damon para Chavo) le pague sus caprichos, pasando por una extensa galería como el mofletudo Kiko y sus apoteósicos "Chusma, chusma!!", Doña Florinda y sus no menos magníficos "Vamonos Kiko, no te juntes con esta chusma..." o La bruja del 71, que siempre aparecía en el momento más inoportuno para ser despreciada por una vecindad que no ganaba para golpes, embrollos de medio pelo o involuntarias vejaciones para quienquiera que pasease por ella.

De las actuaciones, de los "Pipipipipi..." emitidos por Chespirito al recibir cualquier tipo de hostia, del variopinto atrezzo, de la cutre-música que sonaba al concluir cada episodio y de todos aquellos aspectos secundarios que sólo otorgaban un punto más de gozo a tan inmensa serie no hablaré demasiado, básicamente porque todas las perlas de "El chavo del 8" quedaban recluidas en esos repetitivos diálogos y los gestos de sus respectivos personajes.
¿Que a alguien no le divierta? Es algo que no me interesa, yo me lo pasaba pipa.
Grandine
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