"El asesino del parking", la que podría haber sido una interesante segunda parte de "Jugar a matar", que el propio Isidro Ortiz rodó años antes, se queda en una burda intentona que en ningún momento llega a cuajar y cuyas únicas virtudes sólo parecen permanecer en las facultades interpretativas de un Juan Fernández que, si ya realizaba un buen trabajo en el anterior film, aquí raya de nuevo un grato nivel y, no sólo se antepone a jóvenes talentos como Fele Martínez (algo desentonado, todo sea dicho), sino que logra erguirse también como lo mejor de la cinta.

Su primer error, sin duda alguna, está en la inclusión de nuevos actores, desechando así las buenas labores desempeñadas por Andoni Gracia y Lucía Jiménez y, no sólo eso, sino dejando a un lado la curiosa psicología trazada en "Jugar a matar", que nos daba señas sobre sus protagonistas, hacía restallar un leve conflicto que sirviese como aderezo a la trama y, para rematar, se resolvía a la perfección, sin tapujos ni excesos.

Acto seguido, cabría destacar que no se juega a un tan alto nivel con la acción en "El asesino del parking" y que, por ende, todo resulta más plomizo y anodino, haciendo que la continuación trenzada por Ortiz no logre alcanzar un nivel aceptable y, que las pocas bazas con las que cuenta para intentar desmarcarse de lo manido (el hecho de la retirada de Oreiro), tampoco ofrezcan un resultado digno, siendo sencillamente un recurso más mal empleado.

"El asesino del parking" resulta, en su conclusión, un entretenimiento que podría llegar a etiquetarse como resultón, y poco más. No hay demasiado que encontrar en ella, a decir verdad.