En ocasiones, los inicios en la dirección no suelen ser demasiado afortunados, y más si nos introducimos en el manuseado género de la comedia, sin embargo, Harold Ramis elabora con este film una cinta agradable y divertida en algunos puntos, a la vez que distinta en cierto modo y sin un esquema marcado.

Así pues, el que fuera Egon en Los cazafantasmas realiza un trabajo cuya principal arma es su constante entretenimiento y algunos personajes alocados e hilariantes. En ese aspecto hay que remarcar, por encima de todo el elenco, a dos actores: El siempre fantástico Bill Murray (en su vis cómica, que es la que mejor maneja) interpretando a un ayudante de jardinero un tanto maniaco y atípico, y Rodney Dangerfield que ofrece una interesante interpretación de un yuppie despreocupado y totalmente pirado.

Con estos elementos y una trama que no decae en ningún momento, el siempre eficaz director de comedia Ramis, nos ofrece a toda una familia de personajes cuyas historias se entrelazan y transcurren entremedio de los hoyos de un campo de golf, siendo algunas más amenas y gozantes, y otras menos afortunadas y más sobrecargadas.

Como buena comedia que se precie, también posee excelentes guiños (aunque podrian haber sido mejor desarrollados) y algún elemento paródico que hacen de ella una obra estimulante y entrañable. Todo ello acompañado de un equipo interpretativo y técnico de lo más correcto harán las delicias del público más cercano a la comedia de siempre, con algún que otro elemento disuasivo más interesante que los ya comunes e innumerable cantidad de veces mostrados. Quizá sea harto previsible durante unos momentos, pero se disfruta del mejor modo posible.