Si tuviese que resaltar alguna de las múltiples cualidades que posee Calvaire para generar ese desasosiego y ese terror tan bien acumulado tras esta brillante cinta, sería la enorme labor en dirección que ofrece, el hasta ahora desconocido por servidor, Fabrice Du Welz.

En primer lugar, porque demuestra ser un tipo inteligente, pues sin necesidad de esperpénticos momentos repletos de vísceras y sangre que tan bien se han acostumbrado a vendernos últimamente, decide optar por otras vías para generar esa tensión y mantener al espectador en vilo durante todo el film.

En segundo lugar, ya que manifiesta saber como crear una atmósfera del modo más excelente posible, haciendo un uso de la cámara brillante y logrando un ambiente opresivo, desquiciante y turbador gracias a momentos sumamente magníficos (uno de los instantes finales en la mesa es, sencillamente, inquietante y portentoso).

Y en último lugar, porque sabe como manejar a los intérpretes, consigue obtener una interesantísima interpretación de Laurent Lucas y un gran trabajo de Jackie Berroyer, eso sin mencionar la enorme aportación de Philippe Nahon.

En resumen, para aquellos que buscan terror de calidad, bien desarrollado, crudo y duro, en Calvaire tienen una de las mejores propuestas que servidor haya podido contemplar en mucho tiempo y que, pese a alguna que otra incongruencia en el guión, alcanza sus objetivos con sobriedad.
Por cierto, si Irreversible les horrorizó, prepárense para pasarlo mal con Calvaire..