El cine francés de animación disfruta de una gozosa salud gracias a genios de la talla de Chomet y Clapin, que logran con su cine alejarse a grandes pasos de la convención o simpleza per se. De hecho, no es necesario hallar en su cine un gran fondo para conectar con rapidez con unas formas que seducen al espectador con bien poco.

El caso de "A new Life!", pese a que todavía le queda mucho camino por recorrer a su director, Joyeux, no se aleja de esa corriente en la que sus formas componen un todo verdaderamente sugestivo. De hecho, podría decirse que en esas formas se encuentran la enorme expresividad de una animación completísima y un magnífico empleo del sonido para llegar al punto de poder certificar que "A new Life!" funciona a todos los niveles. Su único pero es la historia que está tras todo ese trabajo que, conteniendo mejores ideas, a buen seguro dará fe del talento de un director que parece poseerlo, y a raudales.