No sabía qué iba a encontrarme en esta película ya que las películas asiáticas que he visto con detenimiento se podrían contar con los dedos de una mano.

Y me he encontrado con una obra cautivadora a la par que confusa. Tan llamativa como inquietante y tan seria como cruda.

Una película que por momento se pierde. La trama tiene poco peso pero aún así invierten muchos minutos en encauzar la idea principal y el por qué de lo posterior.
Ese trance es lento, en algún momento aburrido, pero esencial.
Aunque vista entera quizás lo valoremos menos... o más, quien sabe.

La película muestra una muy buena fotografía, y unas actuaciones realmente buenas a mi parecer. Desde los momentos informales, que resultan muy naturales, hasta los momentos crudos, que resultan altamente creíbles.

Ese es un punto fuerte de la película. Por una parte absteneos estómagos sensibles porque la película alcanza picos de violencia que te encogen el corazón. A veces necesarias, a veces desmedida, pero siempre inquietantemente llamativa
Esa crueldad podría incluso crear debates o discusiones, como supongo que habrá pasado.

También cuenta, o quizás sea yo un enfermizo que imagina cosas, momentos de humor sádico o humor negro que al menos a mi me han hecho soltar carcajadas. ¿Es grave, doctor?
Momentos fuera de lugar, o naturalidad extrema en pleno frenesí sangriento.

La verdad, si hay que ver gore, que sea así.

Me ha entretenido de principio a fin, alternando el que me remueva incómodo en la silla con las inesperadas carcajadas.

Venganza pura, venganza a dos bandas, y una película muy especial.