Y aquí tenemos la cuarta de Harry Potter, que esta vez nos mostrará una nueva estética más adulta, tanto en aspectos (más edad de actores, nuevos looks) como en detalles de la magia oscura.

Profundizamos no solo dentro de Hogwarts, sino también fuera.
Y es que aquí conoceremos desde mundiales de Quidditch, hasta el torneo de los tres magos. Esto abre nuestro horizonte sobre el mundo de la magia, mostrándonos diferentes escuelas, diferentes tradiciones, y por tanto nuevas ideas, hechizos y maneras de afrontar las situaciones.

Estamos ante una película que gira de la magia visual hacia la magia directa. En lo bueno y en lo malo. Una gran puesta en escena de las nuevas escuelas y situaciones, primer contacto con las maldiciones imperdonables y en definitiva situaciones destacables en el universo Harry Potter.

También veremos el lado oscuro de la fama, y lo que puede pesar cuando te llega sin buscarla.

Pero sobre todo, si algo debemos destacar, es el tenebroso, Lord Voldemort, y sus dos caras.
La imagen demacrada, horrible y hasta lastimera que siempre imaginamos pero nunca vimos.
Y la imagen dura, fuerte, aquella que te impedía que fuese nombrado.

Si la tercera película abrió un toque más oscuro y adulto, esta cuarta supone definitivamente la evolución que dice adiós al niño Potter.