Mas allá de la muerte es un filme que trata de contar las experiencias de una serie de difuntos que son llevados a una funeraria muy particular, donde el director de la misma, Eliot Deacon (Liam Neeson) posee el don excepcional de comunicarse con ellos. Mientras arregla sus maltrechos cuerpos para hacerlos presentables en el funeral ante la triste mirada de sus seres queridos, Eliot los ayuda a su vez, a encontrar la paz que tanto necesitan sus almas, para que acepten la repentina muerte que han sufrido.

En un principio la película resulta engañosa, pues no sabemos si el director de la funeraria Eliot Deacon es un maquillador de difuntos como nos quiere hacer creer o un psicópata que gusta de inmovilizar cuerpos a base de jeringuillas. Ya que nos encontramos con una confundida Christina Ricci que, aunque en apariencia está muerta, también habla y se levanta de su camilla metálica como haría una persona viva, pero que a la vez no siente dolor ante las curas estéticas que le realiza Eliot. Sin saber muy bien lo que está sucediendo aparece en escena un niño con unas facultades parecidas a las del director de la funeraria, haciendo que el novio de la joven muerta (Justin Long) se cuestione seriamente si su novia murió realmente en el accidente o en realidad está encerrada en un cuarto de la funeraria al deseo de la caprichosa mente psicótica de un educado y amable Eliot Deacon.

El atractivo de ésta película es que juega con la posibilidad de que Eliot Deacon sea algo mas que un maquillador de difuntos, y que su extraño don no sea mas que una escusa para enterrar en vida a sus clientes.
Como historia de psico-killer es efectista, aunque también cabe la posibilidad de preguntarse que todo ésto no sea mas que una ilusión y que como en la cámara mortuoria, Leam Nesson nos haga abrir los ojos recordándonos que hemos muerto y debemos aceptar nuestro final.