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Voto de el chulucu:
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Romance. Comedia
Carter Harrison, un alto ejecutivo de una empresa norteamericana, conoce en Londres a Toni, una temperamental y bohemia escultora italiana. De forma impulsiva se casan. Pero, cuando descubren que no tienen nada en común y que sus gustos son completamente diferentes, se separan. Siete años más tarde, ella le pide el divorcio para poder casarse con otro. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque no alcanza el nivel de las magníficas "Confidencias a medianoche" (1959), "Pijama para dos" (1961) y "Su juego favorito" (1964), y, se echa demasiado de menos a Tony Randall y a Thelma Ritter, "Habitación para dos" es una cinta muy divertida, con buen ritmo y fiel reflejo del fin de una sociedad tradicional que comenzaba a desmoronarse a causa de barbudos pseudointelectuales que protestaron contra todo menos contra el libertinaje (ya les venía bien).
Rock Hudson, como en la mayoría de sus comedias, lleva el peso de la historia y borda -con admirable naturalidad- su personaje. Es, indudablemente, uno de los reyes de la comedia elegante americana (los otros son Cary Grant y Gregory Peck). Junto a él, una excesivamente 'italianizada' Gina Lollobrigida y un, más bien soso, Gig Young. No le ayudan demasiado. Pero Hudson se basta solo y, en un par de escenas (Carter pasando la noche con los exaltados manifestantes y Carter fingiendo un ataque de pánico nocturno) nos hace troncharnos y que sigamos el resto de la historia con una permanente sonrisa en los labios.
Rock Hudson, como en la mayoría de sus comedias, lleva el peso de la historia y borda -con admirable naturalidad- su personaje. Es, indudablemente, uno de los reyes de la comedia elegante americana (los otros son Cary Grant y Gregory Peck). Junto a él, una excesivamente 'italianizada' Gina Lollobrigida y un, más bien soso, Gig Young. No le ayudan demasiado. Pero Hudson se basta solo y, en un par de escenas (Carter pasando la noche con los exaltados manifestantes y Carter fingiendo un ataque de pánico nocturno) nos hace troncharnos y que sigamos el resto de la historia con una permanente sonrisa en los labios.