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Voto de el chulucu:
6
19 de febrero de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece ser que la imagen de Apolo impoluto y de exquisitos modales que emanaba de la figura de Robert Taylor no convencía a los críticos más resabiados (se lo tomaban a burla) y, a consecuencia de ello, los productores comenzaron a darle papeles de duro para que público y crítica tuvieran una imagen más ruda y varonil del apuesto Taylor.
Ejemplo de lo mencionado es la entretenida "El gong de la victoria" realizada por el prolífico Richard Thorpe, quien dirigirá al actor en muchas de sus películas de aventuras de comienzos de los 50. Thorpe dirige con maestría y ritmo trepidante la epopeya boxístico-mafiosa, despeinando a Taylor, llenándole la cara de moratones y rasguños, y, sumergiéndole de lleno en el delictivo mundo liderado maquiavelicamente por el gran Edward Arnold. Todo irá sobre ruedas. Hasta que... las oscuras y claustrofóbicas pinceladas de género negro que Thorpe había insertado sutilmente y con naturalidad en el desarrollo de la historia, se echen a perder por unos indecentes minutos finales de cuento de hadas que no se cree ni Perrault, ni Andersen, ni, por supuesto, el espectador.
Ejemplo de lo mencionado es la entretenida "El gong de la victoria" realizada por el prolífico Richard Thorpe, quien dirigirá al actor en muchas de sus películas de aventuras de comienzos de los 50. Thorpe dirige con maestría y ritmo trepidante la epopeya boxístico-mafiosa, despeinando a Taylor, llenándole la cara de moratones y rasguños, y, sumergiéndole de lleno en el delictivo mundo liderado maquiavelicamente por el gran Edward Arnold. Todo irá sobre ruedas. Hasta que... las oscuras y claustrofóbicas pinceladas de género negro que Thorpe había insertado sutilmente y con naturalidad en el desarrollo de la historia, se echen a perder por unos indecentes minutos finales de cuento de hadas que no se cree ni Perrault, ni Andersen, ni, por supuesto, el espectador.