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Voto de el chulucu:
7
13 de septiembre de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A raíz del asesinato de la Sra. McGinty, Miss Marple se introduce en una compañía teatral llena de sospechosos.
Película muy entretenida en la que Pollock corrige varios de los defectos de su anterior "Después del funeral". De un lado nos presenta a una Miss Marple más 'humanizada' -en la anterior sólo le faltaba volar- y, de otro, y a pesar de los ridículos y superfluos movimientos de cámara, Pollock consigue mantener una trama coherente y convincente.
Margaret Rutherford repite personaje de Miss Marple y está excelente. Las situaciones no son tan forzadas como en "Después del funeral" y gracias a ello Rutherford gana en naturalidad y contención. Por lo tanto, su vena cómica -es evidente que la tiene- fluye con naturalidad y 'verdaderamente' nos hace reir. También el inspector de policía gana en credibilidad, y se le ve enfadado, y recrimina a Miss Marple una y otra vez por meter sus narices donde no la llaman. En definitiva, en esta cinta nos creemos lo que vemos. Y lo que vemos no es, afortunadamente, un mero lucimiento de Margaret Rutherford.
Película muy entretenida en la que Pollock corrige varios de los defectos de su anterior "Después del funeral". De un lado nos presenta a una Miss Marple más 'humanizada' -en la anterior sólo le faltaba volar- y, de otro, y a pesar de los ridículos y superfluos movimientos de cámara, Pollock consigue mantener una trama coherente y convincente.
Margaret Rutherford repite personaje de Miss Marple y está excelente. Las situaciones no son tan forzadas como en "Después del funeral" y gracias a ello Rutherford gana en naturalidad y contención. Por lo tanto, su vena cómica -es evidente que la tiene- fluye con naturalidad y 'verdaderamente' nos hace reir. También el inspector de policía gana en credibilidad, y se le ve enfadado, y recrimina a Miss Marple una y otra vez por meter sus narices donde no la llaman. En definitiva, en esta cinta nos creemos lo que vemos. Y lo que vemos no es, afortunadamente, un mero lucimiento de Margaret Rutherford.