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Voto de el chulucu:
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Musical
Cuando la flota atraca en el puerto de San Francisco, Bake Baker sólo piensa en recuperar a su antigua novia y pareja de baile, Sherry Martin. Mientras tanto, su amigo Bilge Smith mantendrá un romance con Connie, la hermana de Sherrie. Pero las cosas no discurrirán apaciblemente: Bake tiene la costumbre de hacerle perder sus trabajos a Sherrie, y Bilge no parece preparado para sentar la cabeza. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perteneciente a ese grupo de películas -algunas de ellas inolvidables- que juntaron a la genial pareja Astaire-Rogers, "Sigamos la flota" mantiene el esquema estructural de casi todas y, aunque no posee la calidad y gracia de "Sombrero de copa" o "Ritmo loco", si que se nos revela como una película agradable, con buenas canciones y un par de números musicales de bella y pulida factura.
La cinta cuenta la historia dos soldados de la Armada que van a disfrutar de unas horas de permiso. Uno de ellos coincidirá con su antigua novia y, el otro, enamorará perdidamente a la hermana de ésta. Pero han de regresar con su flota y ambas muchachas tendrán que esperar largo tiempo hasta el siguiente permiso.
Por supuesto este liviano argumento no es más que la excusa para que Astaire y Rogers se luzcan y nos muestren su repertorio de bailes y canciones. Nos transmiten alegría, vitalidad, ligereza. Lamentamos quedarnos sin la CLASE de Astaire pero sólo al final se pone el frac, y vestido de 'marinerito' de Primera Comunión deja mucho que desear.
Sandrich dirige con frescura y agilidad, aunque echamos de menos el toque cómico de "Sombrero de copa". Destaca en la dirección de actores, especialmente de los secundarios. Si Harriet Hilliard está magnífica y encantadora, Randolph Scott mantiene el tipo y Sandrich nos dibuja su rostro más expresivo que nunca.
La cinta cuenta la historia dos soldados de la Armada que van a disfrutar de unas horas de permiso. Uno de ellos coincidirá con su antigua novia y, el otro, enamorará perdidamente a la hermana de ésta. Pero han de regresar con su flota y ambas muchachas tendrán que esperar largo tiempo hasta el siguiente permiso.
Por supuesto este liviano argumento no es más que la excusa para que Astaire y Rogers se luzcan y nos muestren su repertorio de bailes y canciones. Nos transmiten alegría, vitalidad, ligereza. Lamentamos quedarnos sin la CLASE de Astaire pero sólo al final se pone el frac, y vestido de 'marinerito' de Primera Comunión deja mucho que desear.
Sandrich dirige con frescura y agilidad, aunque echamos de menos el toque cómico de "Sombrero de copa". Destaca en la dirección de actores, especialmente de los secundarios. Si Harriet Hilliard está magnífica y encantadora, Randolph Scott mantiene el tipo y Sandrich nos dibuja su rostro más expresivo que nunca.