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Voto de Anibal Ricci:
5
Drama. Intriga Montalbán es un músico atrapado en una composición inconclusa. Siendo niño es testigo de la muerte de su hermana quien es asesinada sobre un piano, hecho en el cual se compone accidentalmente una melodía. Esto lo transforma en un músico obsesionado y mentalmente perturbado, atrapado por esa música: el compositor de una música mortal, vanguardista y codiciada. Años después, otro hombre intenta rescatar esa original sinfonía, sin saber ... [+]
4 de marzo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente el crecimiento que tuvo el cine de Pablo Larraín a partir de su primera pieza. Tony Manero (2008), Post Mortem (2010) y el salto cuántico de El Club (2015), dan cuenta de su evolución como director, dejando de lado esos intentos de fotografía correcta y planos supuestamente artísticos, para posteriormente oscurecer sus imágenes y registrar espacios cerrados, claustrofóbicos, mostrando instinto para registrar el lado oscuro de los seres humanos. Habrá talento para reflejar la podredumbre humana a partir de escenas bien compuestas, siempre replicando la turbiedad de sus protagonistas.

Fuga (2006) debe haber sido su escuela para experimentar, con posibilidades técnicas aportadas por Fábula Producciones, un lujo a los que pocos cineastas chilenos podían aspirar. El gran problema de Fuga es que su historia está llena de clisés, compuesta en tres actos, que van desmejorando la calidad de la cinta conforme avanza el metraje.

El apartado de actuación merece mención por su deficiencia. Un demasiado joven Benjamín Vicuña no acierta con ninguno de los registros (el guion no ayuda por cierto), incluso parece que el personaje fueran tres personas diferentes. Bien que haya variaciones que expliquen su envejecimiento, pero la continuidad resulta difícil de aceptar para el espectador. Está plagado de secundarios que ni siquiera esbozan estereotipos, son actuaciones planas, quizás con el único matiz de Alfredo Castro, encarnando a Claudio, un homosexual dado por loco, único pilar para sacar adelante la anécdota de fuga del segundo acto.

Hay numerosas citas a otras cintas famosas, incluso imitando su paleta de colores, pero no están bien ejecutadas y reflejan cierta escasez de recursos. Atrapado sin salida (Milos Forman), El resplandor (Stanley Kubrick), Hombre mirando al Sudeste (Eliseo Subiela) son sólo algunas cintas que se vienen a la mente, el problema es que el estilo de Fuga sufre saltos estéticos, como si se tratara de un collage.

La historia de Ricardo Coppa (Gastón Pauls), esta especie de Salieri que quiere plagiar la música de Eliseo Montalbán (Benjamín Vicuña), es realmente floja y su arco dramático casi inexistente. El registro del co-protagonista muestra escasa inspiración, persigue a Montalbán en el último acto y sus gestos no denotan ni vileza ni astucia.

El final es horrible, da la impresión de que el metraje intentara sacar a relucir una apuesta ambiciosa, algo así como echar toda la carne a la parrilla, pero la historia resulta artificial y sobre todo mal ejecutada.

Se agradece el sonido de la cinta, destacando del promedio de la producción nacional, los segmentos de “Rapsodia Macabra” como leitmotiv funcionan correctamente, es una pieza musical extraña, que aporta al desequilibrio psíquico del personaje central.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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