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Voto de Anibal Ricci:
9
Drama En un pueblo ubicado en la Sierra de México, controlado por un cártel de la droga, las madres de niñas las disimulan cortándoles el pelo, y tienen en sus casas un escondite para que estén a salvo de quienes se las llevan. Los ecos de la violencia inherente al lugar son una amenaza ineludible. (FILMAFFINITY)

Seleccionada por México para representar al país en los Oscar 2022.
19 de enero de 2022
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que brotan lágrimas en la película, Ana las ha dejado caer ante la pérdida de su cabello. La madre se lo ha mandado a cortar bajo el pretexto de unos piojos inexistentes. En la escena posterior, la niña camina sola ladera abajo entremedio del ganado, mientras la naturaleza llora junto a ella (que bella elipsis), una simbólica lluvia a cántaros que expresa la tristeza ante la pérdida de su femineidad. Ana deberá semejarse a un niño, debido a que ser mujer es peligroso en ese entorno, la directora nos irá dando pistas para desentrañar el misterio.

Las palabras no dichas tienen un peso enorme, el silencio es una especie de código que hay que saber interpretar. El ruido que rompe el silencio que emana de los insectos es siempre amenazante, una escena cargada de rojo nos advierte del peligro.

Las flores rojas de las amapolas también desentrañan peligro, su belleza no es suficiente para ocultar la opresión que se vive en esa aldea en las montañas del estado de Jalisco.

En los primeros cuarenta minutos hemos descubierto el origen del peligro.

Los planos fijos al interior de la casa son demoledores. Rita (la madre de Ana) siempre espera que llegue el momento de la desgracia, sentada en medio del sillón de la habitación principal. En esos silencios de quietud todo está pasando: miedos, tristeza, sobre todo silencio. La ausencia de acción presagia un desenlace terrible.

Todo lo anterior parece una distopía recreada en la mente de la directora, pero estamos frente a una realidad vivida en muchos poblados de Latinoamérica, donde los femicidios suceden a diario y las mujeres son una moneda de cambio.

La directora ha contado esta historia bajo una mirada documental, un entomólogo que ha dado cuenta de los insectos que habitan el valle. En ningún momento expresa sensiblería melodramática. Este es un drama griego y las pocas veces que asoman las lágrimas son para interrumpir la opresión que ni siquiera el silencio puede contener.

Esta producción mexicana recuerda esa atmósfera opresiva de La tierra y la sombra (2015) del colombiano César Augusto Acevedo. Persiste esa incapacidad de los personajes de escapar de ese purgatorio de muertos vivientes, se nota en la postura de los cuerpos de las madres, derrotadas por la explotación de la tierra y sumidas en las sombras de sus mentes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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