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Voto de Ferdydurke:
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Terror. Comedia
David Kessler y Jack son dos jóvenes estadounidenses que, con sus mochilas a cuestas, han decidido pasar tres meses recorriendo Europa. En Inglaterra, en una zona rural desolada, la gente les da unos consejos escalofriantes: "no os apartéis del camino y no os acerquéis a los páramos", "cuidado con la luna". Cuando los jóvenes emprenden la marcha en la oscuridad, oyen un aullido terrorífico procedente de los páramos, pero no saben que ... [+]
2 de febrero de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que para los USA la vieja Europa es el origen del mal, cuna de leyendas, gran ponzoña, monstruos y estirpes, de gente muy aviesa, sinuosa y malintencionada. Desde el Drácula de los Cárpatos rumanos hasta la mujer pantera de los mamelucos en Serbia, del licántropo gallego Romasanta al jorobado de Notre Dame francés (la fealdad también es patrimonio europeo). Y ellos, los inocentes americanos, son la víctima apetitosa, la carne jugosa, muy sabrosa, la frescura, la esperanza y la bondad mancilladas por el viejo verde, gruñón y depravado, por ese continente que les recibe con añagazas e hipocresía y que en el fondo solo quiere comerse sus carnes morenas (o rubias, eso da igual) y rejuvenecer así su sangre gastada y corrompida.
En este caso hay un plus de crueldad y espanto. Estamos, nada más y nada menos, que en los terribles y desolados páramos ingleses (sí, es citado Heathcliff, el famoso energúmeno borrascoso).
Los damnificados son dos descerebrados jovenzuelos en busca de aventuras (¿puede haber cosa más tonta?). Si es que se lo ponen en bandeja de plata, están pidiendo a gritos el matarile. Está claro que desean el muere y hay que concederles ese derecho/privilegio.
Un poco cutre y bastante simpática comedia de terror ochentera a todo trapo (con los añorados punks y los míticos cines porno). Sigue las pautas del género con solvencia. Y añade un toque gamberro y sanamente zafio; un humor grosero que se plasma en la brillante ocurrencia de crear un estupendo encuentro pornonecrófilo, mesa redonda de cadáveres con jadeos de fondo y que, sobre todo, aparece en un reclamo necesario: mátate de una maldita vez, tontoelculo, que queremos descansar, por fin.
En este caso hay un plus de crueldad y espanto. Estamos, nada más y nada menos, que en los terribles y desolados páramos ingleses (sí, es citado Heathcliff, el famoso energúmeno borrascoso).
Los damnificados son dos descerebrados jovenzuelos en busca de aventuras (¿puede haber cosa más tonta?). Si es que se lo ponen en bandeja de plata, están pidiendo a gritos el matarile. Está claro que desean el muere y hay que concederles ese derecho/privilegio.
Un poco cutre y bastante simpática comedia de terror ochentera a todo trapo (con los añorados punks y los míticos cines porno). Sigue las pautas del género con solvencia. Y añade un toque gamberro y sanamente zafio; un humor grosero que se plasma en la brillante ocurrencia de crear un estupendo encuentro pornonecrófilo, mesa redonda de cadáveres con jadeos de fondo y que, sobre todo, aparece en un reclamo necesario: mátate de una maldita vez, tontoelculo, que queremos descansar, por fin.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No. Preferiría no hacerlo, seguro. Es lo que dice el sabio niño como única respuesta a todo. Él sí que sabía lo que se le venía encima en años venideros.
Tienen el enorme acierto de poner a una enfermera cachonda, guapa, enjundiosa y generosa que, gran acierto, ni siquiera con el inevitable y pringoso "te quiero" es capaz de amansar a la cruel bestia. Gran final para una historia tontorrona, llena de casquería fina, alguna buena canción y una currada transformación lobezna.
Tienen el enorme acierto de poner a una enfermera cachonda, guapa, enjundiosa y generosa que, gran acierto, ni siquiera con el inevitable y pringoso "te quiero" es capaz de amansar a la cruel bestia. Gran final para una historia tontorrona, llena de casquería fina, alguna buena canción y una currada transformación lobezna.