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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
3
Ignasi M.
2013 España
Documental, Intervenciones de: Ignasi Millet
5,7
191
Documental Ignasi M., reputado museólogo, vive tiempos dramáticos pero es capaz de explicarlos de forma delirantemente divertida. Durante los años de bonanza todo le iba viento en popa, pero con la crisis su empresa quebró. Para salvarla hipotecó su casa, pero está a punto de perderla. Es gay seropositivo, participa en un programa de ensayo clínico e intenta capear el temporal disfrutando de cada momento. Su anciano padre, recluido en una ... [+]
6 de abril de 2014
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato muy somero. Soslayando. Autopromoción.
Documental centrado en una persona. Lo atrayente o llamativo debería ser su rareza o extraordinaria vida; se sale de todos los cánones y no respeta ninguna norma o regla de lo que se entiende por normal (un término cada vez más improbable o ridículo). Gay, seropositivo, con padre de tendencias suicidas, casado con mujer lesbiana...; un suma y sigue de hechos supuestamente escandalosos o contradictorios que deberían espantar/epatar a los más pacatos o majaderos.
Vemos a Ignasi todo el rato, en diálogo con las diferentes personas que llenan su vida: empieza con el padre, sigue con la madre, los amigos, los compañeros de trabajo y sus hijos. La hora y media consiste en escuchar a Ignasi dialogando o dirigiéndose a cámara para explicarse. Demuestra ser inteligente, con sentido del humor, vanidoso y cargante.
El gran problema es que se pasa de puntillas por todo; se nombran un montón de problemas y hechos interesantes, y no se profundiza o explica ninguno; el espectador se hace millones de preguntas a cada rato y ninguna queda contestada; se pasa por encima de suicidios, enfermedades, identidades sexuales, afectos, carreras profesionales, bancarrotas..., sin adentrarse en nada; es como si se pusiera el cebo de una vida más allá del límite, escabrosa, valiente, terrible en algunos aspectos, y luego solo se quisiera dar la mejor cara, una imagen que no dañe a nadie y en la que todos salgan bien parados. Esa ecuación (atraer la atención del posible espectador con una historia verdadera y original, para, finalmente, darle un publirreportaje en el que todos son maravillosos, felices, se quieren muchísimo, superan las dificultades con alegría y dejan las miserias para los demás) es falsa y tramposa; el espectador se queda con ganas de más; con la necesidad de que todos hubiesen sido más autocríticos, honestos y sinceros.
Sobrevuela una especie de tufillo a new age, un batiburrillo-discurso vagamente filosófico según el cual las personas más avanzadas moral o espiritualmente son las más capaces, generosas y auténticas, una pseudoideología (la psicología tiene mucho que decir) que premia el voluntarismo, el optimismo y la "buena actitud" como factores clave para el triunfo y la felicidad. Se podría simplificar mediante la siguiente máxima reduccionista: a más libertad (en todos los sentidos), más verdad y alegría.
Hay, también, un leitmotiv recurrente: la identidad nacional fundamentada en la reivindicación de lo catalán y el rechazo evidente de lo español; la asunción del protagonista, el retintín constante, de su pertenencia a un pueblo especial que nada tiene que ver con España (que "siempre putea" a Cataluña).
Más allá de la simpatía o frivolidad de Ignasi, el fallo es el enfoque, el poco riesgo y la mucha autocomplacencia; o te metes o no, pero nunca las medias tintas, las sonrisitas, el qué buenos somos todos, cómo nos comprendemos, qué bien resolvemos nuestros problemas y qué evolucionados, liberales y amorosos que somos. O la verdad (en este caso no se miente, solo se dice la mitad de la mitad) o la nada. Si no querían mojarse (están en su derecho), si había miedo y pocas ganas de jugársela, mejor haber elegido el perfecto silencio. Así queda un buceo levemente agradable, una superficial aproximación a una vida extrema, con sus muchas luces y sus inevitables sombras; una sensación de decepción, de pequeña estafa, perdonable pero triste.
Ferdydurke
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