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Voto de Ferdydurke:
4
6,7
754
Drama. Comedia
En un país europeo en crisis, Portugal, un director se propone construir ficciones a partir de la miserable realidad que le rodea. Pero incapaz de encontrar sentido a su trabajo, huye de manera cobarde, dejando su lugar a la bella Sherezade. Ella necesitará ánimo y coraje para no aburrir al Rey con las tristes historias de ese país. Con el transcurrir de las noches, la inquietud deja paso a la desolación, y la desolación al ... [+]
8 de junio de 2016
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo anuncia el propio autor al comienzo de todo, nos habla de la imposibilidad de juntar lo maravilloso con lo cotidiano, de hablar de la crisis portuguesa actual a través de fábulas, en resumen, se trata de un empeño utópico. Es cierto que juega y bromea, pero lo que luego vemos es la exacta constatación de esa gran dificultad, el renqueante devenir de esa premisa, la cual, creo yo, no debería ser invalidante, siempre depende del modo, del tono o instrumento narrativo elegido por el contador en cuestión. Y en el caso que ahora nos ocupa, pienso que es equivocado. Concreto: esa evidente inteligencia de la mirada que se alía con buen tino con el humor se va al garete directamente, a la hondonada de los proyectos fallidos, como ballena varada, cuando tropieza de lleno con una afectación pedante y satisfecha, con una displicencia cargante y sin gracia, con una pose suficiente, estirada y distanciada, como de lado o por encima, sin fijarse de verdad en las cosas nada más que a ratos escasos de los que sale huyendo como asesino exquisito que no se quiere manchar las manos con la sucia realidad y que se sirve de la coartada de la ficción literaria para no caer en un realismo demagogo o simplemente documental y que no se atreve a la imaginación pura tampoco y la enreda, la corta, la pervierte, volviendo otra vez a la denuncia de chichinabo, demasiado superficial, vacía, obvia, y cuando parece que quizás sí esta vez de verdad, otro tanto que no... y así todo el tiempo, del caño al coro y del coro al caño, que ni sí ni no sino todo lo contrario; intelectual de morro fino con conciencia desarrollada que no renuncia a su altura de miras pero que observa a ras de suelo de aquella errática manera.
Lo dicho, la mezcla no tenía por qué ser mala, el fallo estuvo en quedarse en tierra de nadie, a medias de todo, y en nunca mojarse definitivamente e ir de irónico y elegante y suave y coñón y nada.
Lo dicho, la mezcla no tenía por qué ser mala, el fallo estuvo en quedarse en tierra de nadie, a medias de todo, y en nunca mojarse definitivamente e ir de irónico y elegante y suave y coñón y nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una introducción con los astilleros y las avispas. Seguimos con la islas (de) vírgenes. Bueno, bien, vale, a ver...
Primera historia y nos damos de bruces con el ridículo perfecto; humor garrulo (se debate entre las hermosuras de Ozores, la sabiduría de Benny Hill y las entretelas Torrentianas) para tratar de insultar (rebajar, zaherir, parodiar) a los burdos becerros sin escrúpulos que siempre se llevan el botín caiga quien caiga. La intención es buena, el empalmado elegido, ese juego cómico sexual es, por tosco, primario y sin gracia, digno de un humorista granuloso y granujiento que malvive robando gallinas en granjas perdidas.
Segunda. De todo un poco y tiro porque me toca. Tan espectacular en la forma, esa libertad de recursos tan generosa, como en el resto del metraje, o movimientos de cámara, bellos planos, paisajes, músicas, personajes, lugares, sonidos, bravo, como nula en el fondo. Cansa el amor mensajeado (te quieres morir de desamor con tanto Rui Miguel dice y la otra le contesta y... que se vayan por ahí de una vez a freír espárragos, hombre ya), y el pobre gallo abandonado, que apuntaba tan buenas maneras, termina trasteando para nada tampoco finalmente, entre bromas, veras y charlas como si pero no una vez más, pardiez.
Tercera. Vale el testimonio de la gente, conocido pero interesante por verdadero, aunque se vuelve a perder con diversas tontadas que enmarañan y nada aportan.
Fin. Me gusta la propuesta, no el resultado. Veremos las dos que faltan...
Primera historia y nos damos de bruces con el ridículo perfecto; humor garrulo (se debate entre las hermosuras de Ozores, la sabiduría de Benny Hill y las entretelas Torrentianas) para tratar de insultar (rebajar, zaherir, parodiar) a los burdos becerros sin escrúpulos que siempre se llevan el botín caiga quien caiga. La intención es buena, el empalmado elegido, ese juego cómico sexual es, por tosco, primario y sin gracia, digno de un humorista granuloso y granujiento que malvive robando gallinas en granjas perdidas.
Segunda. De todo un poco y tiro porque me toca. Tan espectacular en la forma, esa libertad de recursos tan generosa, como en el resto del metraje, o movimientos de cámara, bellos planos, paisajes, músicas, personajes, lugares, sonidos, bravo, como nula en el fondo. Cansa el amor mensajeado (te quieres morir de desamor con tanto Rui Miguel dice y la otra le contesta y... que se vayan por ahí de una vez a freír espárragos, hombre ya), y el pobre gallo abandonado, que apuntaba tan buenas maneras, termina trasteando para nada tampoco finalmente, entre bromas, veras y charlas como si pero no una vez más, pardiez.
Tercera. Vale el testimonio de la gente, conocido pero interesante por verdadero, aunque se vuelve a perder con diversas tontadas que enmarañan y nada aportan.
Fin. Me gusta la propuesta, no el resultado. Veremos las dos que faltan...