Melocotón en almíbar. Piojos.
Esto en España jamás le hubiera pasado a la pobre, es lo malo de vivir en el primer mundo, en esa superpotencia llamada USA, claro, es una puñetera jodienda, desgraciadamente, a poco que valgas o salgas en una película de protagonista, tendrás un tremendo trabajo increíblemente exitoso esperándote con los brazos abiertos a la vuelta de la esquina, se te rifarán los más duros empresarios y los más altos ejecutivos, lo mismo a ti que a tu querido marido, y además es posible que se enamoren también perdidamente de ti uno tras otro, que caigan rendidos a tus pies, extasiados, admirados ante ese infinito ramillete de atributos, cualidades y virtudes que te adorna con tanta galanura, tú lo vales, eres como ninguna, a cada cual es probable que más guapo, maravilloso y atractivo y comprensivo; en cambio, por lo que fuera, si te vinieras a vivir a España, maja, hermosa mía, se te arreglarían de golpe y porrazo todos tus más graves e insidiosos problemas, nada por aquí, nada por allá, el estrés volando se iría, o tú misma en el paro o tu marido o los dos al unísono estaríais, la familia unida jamás será vencida, o si no, sueldos de mierda en trabajos temporales o tal vez nada constantes, por lo que tendrías todo el tiempo del mundo sin necesidad de pagar a una de fuera para poder atender y mimar a tus anchas a tu santa prole que tanto te añora y quiere, y si tuvieras superiores importantes o grandes gerifaltes a tu santa vera, tampoco pasa nada, hermana, no te agobies, ni te mirarían siquiera, estos serían seguramente puteros sin remedio o, si se diera el caso y el dinero fuera ganso, estarían probablemente arrejuntados con pibones de escándalo, el amor es lo que tiene, no conoce edad ni cuenta bancaria, solo sabe de pasiones, por lo tanto, no te preocupes, relaja la raja, pana, nada te dirían ni propondrían los muy cabrones, ahí te dejarían mirando el horizonte, por no hablar de que también serían muy corruptos y facinerosos, en líos con los políticos todo el santo día, ocupados, llenos de chanchullos y parranda a quintales o arrobas, todo sea por el bien común y la patria, nada elegantes ni mucho de jugar a los bolos ni mucho menos de practicar ese deporte tan lamentable que consiste en ir arrastrando un pasado sentimental muy dañado e ir por ahí contándolo como si fuera valioso, algo, y las madres rivales, nada, un oasis, amigas del alma, compañeras de derrota y pena, todas juntas en la misma ardua tarea, camaradas en la diaria guerra, a contaros la vida, sin ningún problema, la tarta es de todas, viva.
Si lo llegas a saber, naces en España, cordera, la ignorancia es lo que tiene, muy traicionera.
Y, por otra parte, aquí tampoco tenemos tan buenos sentimientos ni tan altos valores como vosotros, nos conformamos con más poco, ni celebramos siquiera el día de acción de gracias, somos unos descastados, ni casi hacemos muñecos de nieve, hay mejor tiempo, playa, sol y chiringuito, ni echamos tanto de menos a nuestros vástagos o herederos, eso es cierto, solo lo justo y necesario, para ir tirando, un apaño, otra cosa que te ahorras si te haces española, mía reina.