Media votos
4,2
Votos
2.763
Críticas
2.763
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
5
6,8
65
Drama
La película está basada en la experiencia real de Antonio López Crespo, un abogado de la CONADEP, comisión creada en 1983 para investigar las violaciones de derechos humanos en Argentina. (FILMAFFINITY)
15 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una clase de tortura. Pedagogía del horror.
Un ensayo sobre el mal en forma de militares sudamericanos que roza o tiende hacia lo abstracto y que trata de teatralizar y oscurecer formalmente unos hechos que para mi gusto más al desnudo, sin ningún alarde o truco, hubieran quedado mejor, más claros y diáfanos, más verdaderos y sinceros, más auténticos y espantosos, mejor expuestos, no tan barrocos, subrayados, borrosos, brumosos o expresionistas, de noche, no era necesario echar sal en la herida, emborronarla, sino de tratar de limpiarla, a la luz del día, que se viera mejor tanta increíble felonía.
Lo mejor es el actor malvado, Hugo, su lenguaje destilado, su voz o inflexión, su español argentino tan sabroso, qué rico, mitad lumpen, otro cuarto burro y el resto poético descarnado. Carga Alterio con sus melindres afectados para tratar de dar énfasis, innecesarios, es bueno, pero aquí quizás sobraban esos gestos de actor experimentado que se toca para aparentar despistada naturalidad, lo mismo o igual que ciertos juegos de cámara y de luz pedantes, redundantes, tanta chusca solemnidad que ya estaba en el material inicial.
Veinteañero reclutado por los malos es lanzado al abismo de la perdición y la locura, de la masacre y el asesinato, le hacen sentirse importante, a él, un don nadie, un pobre hombre, carne de cañón, fiambre, para posteriormente dejarle caer en los brazos amorosos de la desgracia más sórdida y la debacle más bruta.
Drogas, barbarie, terror, espanto. El hombre en su versión más descalabrada y terrible, sin freno ni medida, descoyuntado/desvencijado, un espeluznante guiñapo.
Un ensayo sobre el mal en forma de militares sudamericanos que roza o tiende hacia lo abstracto y que trata de teatralizar y oscurecer formalmente unos hechos que para mi gusto más al desnudo, sin ningún alarde o truco, hubieran quedado mejor, más claros y diáfanos, más verdaderos y sinceros, más auténticos y espantosos, mejor expuestos, no tan barrocos, subrayados, borrosos, brumosos o expresionistas, de noche, no era necesario echar sal en la herida, emborronarla, sino de tratar de limpiarla, a la luz del día, que se viera mejor tanta increíble felonía.
Lo mejor es el actor malvado, Hugo, su lenguaje destilado, su voz o inflexión, su español argentino tan sabroso, qué rico, mitad lumpen, otro cuarto burro y el resto poético descarnado. Carga Alterio con sus melindres afectados para tratar de dar énfasis, innecesarios, es bueno, pero aquí quizás sobraban esos gestos de actor experimentado que se toca para aparentar despistada naturalidad, lo mismo o igual que ciertos juegos de cámara y de luz pedantes, redundantes, tanta chusca solemnidad que ya estaba en el material inicial.
Veinteañero reclutado por los malos es lanzado al abismo de la perdición y la locura, de la masacre y el asesinato, le hacen sentirse importante, a él, un don nadie, un pobre hombre, carne de cañón, fiambre, para posteriormente dejarle caer en los brazos amorosos de la desgracia más sórdida y la debacle más bruta.
Drogas, barbarie, terror, espanto. El hombre en su versión más descalabrada y terrible, sin freno ni medida, descoyuntado/desvencijado, un espeluznante guiñapo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Él se creyó/sintió grande, pero no fue más que un monigote, un mandado, brazo armado, el chico de los cafés o los recados, títere desmadejado, un gañán desgraciado, el último de la fila, vale.
Es brillante la narración en la montaña, persiguiendo fantasmas, muy literaria, fiera, brava, casi como de Llosa.
La última frase o epitafio referida al tremendo protagonista es perfecta, definitiva, directo al basurero de la historia, no había otra posible salida, tan grotescotrágica.
También se apunta cierta/mucha denuncia indirecta sobre el sistema de argentina injusticia, que quizás valga para toda hispanoamérica, el elemento queda en la calle al de poco a pesar de haber confesado tanto monstruoso crimen de propia mano, con dos cojones.
Es brillante la narración en la montaña, persiguiendo fantasmas, muy literaria, fiera, brava, casi como de Llosa.
La última frase o epitafio referida al tremendo protagonista es perfecta, definitiva, directo al basurero de la historia, no había otra posible salida, tan grotescotrágica.
También se apunta cierta/mucha denuncia indirecta sobre el sistema de argentina injusticia, que quizás valga para toda hispanoamérica, el elemento queda en la calle al de poco a pesar de haber confesado tanto monstruoso crimen de propia mano, con dos cojones.