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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Drama Tras el suicidio de Paula, su mejor amiga, Ana, recuerda las circunstancias que las unieron y cómo vivieron una relación que podía haber llegado a ser algo más que una amistad. (FILMAFFINITY)
27 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Spoiler)
Marx, tetas, barbas y whisky. Cine coyuntural que habla de las tetas de Marx y de los barbudos bebedores de whisky. Marx era en verdad una mujer barbuda bebedora de whisky con preciosas y exuberantes tetas.
Película muy interesante, rica, compleja, pero también pretenciosa, fallida, un tanto esquemática. Con dos grandes actrices y una buena fotografía.
La España de la transición, desde la mirada del mundo de los escritores y artistas, de los intelectuales de izquierdas.
Es la historia de un amor imposible, del deseo insatisfecho de Concha hacia Ana, de un lesbianismo reprimido, de cómo las mujeres se veían atrapadas/obligadas a casarse y una vez allí no había salida. O la soledad a fondo o la desolación en primer plano.
Dos mujeres opuestas, una más fría y sofisticada y fuerte, y la otra más intuitiva, despistada e inocente. La primera se rebela, la segunda no quiere.
Es evidente la denuncia, el feminismo, pero a diferencia de la propaganda tan zafia/zarrapastrosa que hoy día nos asola, aquí se trata de dar profundidad y no ser solo maniquea, se intenta que los personajes tengan recovecos y no sean solo tópicos, que sean contradictorios, que estén perplejos, en definitiva humanos, todo lo cual, el intento, aunque ni mucho menos logrado completamente, se agradece, mucho.
Concha, por ejemplo, pese a su rebeldía y rechazo radical del marido/matrimonio/mundo, nunca se separa del todo de él y parece que vive de su sueldo (él le dice que podría haber trabajado de traductora e independizarse de verdad y ella calla), pese a su constante desprecio.
Ana, aunque podría vivir con Concha más o menos bien, nunca lo desea, parece que lo teme y hasta casi repugna, quizás producto del miedo a quedar fuera de juego si se arriesga a eso, ella eso no quiere, nunca consiente o demuestra ese deseo, ella, aunque solo sea una idea a la que entregarse a muerte (también se apunta que su madre fue infiel a su padre y este sufrió mucho y que ese pasado es posible que la haya condicionado, que la haya podido influir en su necesidad desesperada de matrimonio y en considerar la fidelidad/lealtad como el bien absoluto), quiere casarse, tener hijos, una familia, ser una más, feliz (y parece que lo es hasta que descubre las constantes infidelidades de él. Ese proceso no está bien explicado, aunque se entiende la idea: si toda tu vida depende de una persona, de tu marido, si este, como es el caso, te falla, estás perdida, no tienes salida).
Es decir, a diferencia de la mirada mayoritaria actual (financiada por el poder), no son solo monigotes/perchas en las que colgar ideas preconcebidas.
El problema es que se hace todo de un modo un poco torpe, inconexo, abrupto, cortante, balbuciente, irresuelto, sin verdadero peso.
En todo caso, trata de ser elegante, educada, elevada. Lo cual es indudablemente bueno, pese a que pueda pecar de pedante o mequetrefe.
Es clase media con ciertos posibles, con criada y mucho tiempo libre. Un mundo de ideas, de libros, de editores, de concursos, de exposiciones, de actores; cierta bohemia culta en la que ha lugar a una mayor libertad sexual, como se ve reflejada en esa fiesta tan nudista y libidinosa y licorosa (fiesta que contrasta un tanto con la parece heterosexualidad un tanto cavernaria de las reuniones del marido escritor con sus amigotes, aunque sean las dos caras de la misma moneda del aire fresco de aquel momento).
El marido de Ana, como le dice Concha, es un cretino, un vanidoso; un tipo inteligente, un macho alfa en su reducido entorno, un gallito, un pavo real que anda siempre tras las mujeres y a las que en verdad no quiere. Solo hay que ver su última escena, cómo trata a la nueva.
El marido de Concha es más mediocre, más gris, más potable, menos brillante, pero casi que nos lo presentan como la víctima, ya que no recibe más que malas caras e impertinencias de la amargada Concha, que se siente atrapada y no lo quiere, pero al que nunca rechaza del todo porque es más cómodo y la mantiene y hasta sexualmente de vez en cuando la entretiene. Es decir, aquí la película también trata de ser más ambigua, posibilista, ella no es una lesbiana fanática ni solamente eso. Como seguramente Ana si se hubiese lanzado, hubiera podido disfrutar de la homosexualidad.
El suicidio es algo demasiado exagerado, no era necesario, un dramatismo excesivo teniendo en cuenta lo visto, suena impostado, suena a querer dar más peso de forma artificial a lo contado.
Resumiendo, sorprendente película que me resulta simpática pese a los lugares comunes inevitables de la época, el tono obligadamente contestatario y el aire prestado de cine de "qualité", europeizado, entre Suecia, Francia y hasta el Woody Allen más serio, el de "Otra mujer", "Septiembre" o "Interiores".
El trío es atractivo, las dos mujeres y el marido infiel. Y hasta está bien el apunte que hace Ana, cuando le dice a Concha que ellos se parecen más entre sí, son más compatibles que ella, eso queda de fondo y parece cierto, intelectualmente son más parecidos, como se ve en sus conversaciones, ni mucho menos parece igual en el plano más humano y tampoco en el sexual, aunque late también aquí cierta ambigüedad.
Ferdydurke
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