Película que podría considerarse como emblemática del cine de autor, de arte y ensayo o directamente gafapastista: director griego de pocas películas pero prestigiosas (luego le darían la Palma de Oro en Cannes por "La eternidad y un día") cuenta la historia de un hombre maduro roto por el silencio de Dios y los fantasmas del pasado, enfangado en una abrumadora crisis existencial, que encuentra, en su particular vuelta a los orígenes, a una golfilla desnortada, herida y mucho más joven que él con la que establece una turbulenta relación llena de silencios y solemnidades; todo ello dominado por la transcendencia, el nihilismo y la oscuridad.
Las películas y los directores se pueden diferenciar o clasificar de muchas maneras; una de ellas podría ser según su grado de inteligibilidad (perdón por el palabro):
- Las obvias: lo explican todo y subrayan innecesariamente (gran parte del cine americano y español -ya sé que es una generalización).
- Las contenidas: las que dicen lo justo, dejan al espectador que observe y saque sus propias conclusiones.
- Las crípticas: difíciles de seguir, se elude la información y se escatiman las explicaciones en el afán de huir de los lugares comunes y con la intención de lograr una mirada más poética y reflexiva.
- Las incomprensibles: se utiliza la confusión y la oscuridad por incompetencia o por intentar disimular que no se tiene nada que decir queriendo quedar como autor con mirada propia.
La historia que nos ocupa oscila entre lo críptico-poético y la pose vacua, ridícula y desmadrada.
El relato comienza con la boda de la hija del protagonista. Triste y desagradable (nos anuncia lo que vendrá), más parece un funeral que una celebración. A partir de ahí, nos cuentan la historia de este exprofesor que abandona a su familia y que, con la excusa de volver a la apicultura (el cuidado de las abejas) y recuperar el pasado, se embarca en un viaje hacia la nada. Está sumido en un letargo zombi del que solo emerge en escasos y breves arranques de brutalidad sexual. En su absurdo deambular aparece una chica joven necesitada de protección y cariño. Se juntan y se separan en un rifirrafe cansino, disparatado y un poco ridículo. A pesar de coincidir en la soledad y el dolor, son incompatibles por la edad: él está al final del camino y ella al principio.
Lo ya dicho, interesante, pedante y demasiado solemne. Película lastrada por un exceso de autoría, por querer dar tanto significado y densidad a una historia que no lo soporta, por querer inventar el cine y explicar el mundo en cada plano, por perder el sentido común y la medida.