Qué queréis que os diga. Suena a Woody Allen, por un momento casi que cierro los ojos con la esperanza de escuchar la voz de su doblador habitual, mucho, y eso tal vez sea lo mejor, a esos amores trufados de libros, cómicos y tristes, vodevilescos y compasivos; también a cierto cine indie de romances de clase media con profesores universitarios que leen a Zizek, precisamente a él, y enseñan "fictocrítica", tampoco está mal esa parte; pero hay otra invitada insospechada, esa comedia romántico pedorra que agota al más pintado (blanda, fofa y tonta) sobre las tópicas dificultades de los treinta-cuarentañeros para tener pareja, hijos, compromiso y otras rutinas.
Es simpática y el personaje principal tiene su cierta gracia, esa "cuáquera" neoyorquina que va tan tapada con sus camisones y sus leotardos y es tan buena, amistosa y sacrificada, además de muy bien interpretada por Gerwig, no tanto el más típico y siempre cansino Hawke, sí algo la estupenda Moore y mucho menos los amigos característicos de este tipo de películas o el pepinero mayor que no pasa de comparsa y es más bien tratado con ternura bufonesca.
Pero tiene un punto negro que al principio casi no molesta y que al final se hace engorroso, me refiero a un tono mediano, irritante en su trivialidad previsible y anestesiada y en sus idas y venidas muy explicadas y alargadas, un artificio acomodaticio que no arriesga, que es amable y educado pero que se queda en la cáscara, especialmente en un tramo final en el que, a fuerza de rizar el rizo, te acaban dando igual las cuitas y revueltas de los personajes y en el que acabas un poco harto de sus requiebros, felonías y egoísmos, miserias de chichinabo.
Sería un trío: la protagonista como pasiva agresiva, controladora y santa mujer; el antropólogo como chisgarabís de medio pelo que tras su aparente encanto asoma un egocéntrico sin medida y la "glacial y aterradora" y muy exitosa esposa primera que es tan fuerte que a nadie entiende. De fondo, el pringado que parece tonto y que en verdad vale un potosí.
Eso como esquema, al final todo queda mezclado, liado y empobrecido; los personajes se desdibujan, la trama se desinfla y aparece la repetición extenuada.
No es mala ni mucho menos, pero sí bastante inferior a lo que aparenta o cree ser.