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Voto de Ferdydurke:
8
5,7
27
Serie de TV. Comedia. Drama
Serie de TV (5 episodios). Nochevieja del año 1990. Un grupo de amigos se disponen a celebrar el fin de año. La llamada de Mario, único ausente, anunciándoles su adiós a la vida, les dispersa en su busca por Madrid. Según pasan por los diferentes lugares en los que piensan que se pueda encontrar Mario, van recordando las aventuras y fiestas que han pasado todos juntos, desde la universidad, con una serie de 'flash-back' con los que las ... [+]
7 de octubre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Canto generacional, sátira sin compasión, autocrítica certera, humor juguetón y buena literatura.
El retrato de un grupo de amigos desde el "Mayo del 68", español y universitario, hasta la noche vieja del noventa. Lo que dejamos atrás y nunca volvió, aquellos maravillosos años y esas espantosas derrotas. El tiempo devorando, cruelmente, ilusiones, esperanzas y juventudes; destripando mentiras y revelando espejismos.
El Macguffin es sencillo: el más atrevido de la clase, el mito primero, el maldito, el poeta, el loco, el visionario anuncia que ha llegado el fin, "This is the end"; que se va a matar.
La serie es su búsqueda, su noche (infinita). Cinco capítulos, casi como si fueran películas independientes por su densidad y duración, con cinco parejas diferentes y cinco canciones (las que dan titulo a cada paso en el descenso a los infiernos; "Zamba de mi esperanza", "Por el camino peligroso", "El vídeo mató a la estrella de la radio", "No hay marcha en Nueva York" y "Cuando los santos salen de paseo").
En busca del tiempo perdido y Viaje al fin de la noche. Recordar y adentrarse en la oscuridad. Ajuste de cuentas y poesía sobre el esplendor en la hierba y los días de vino y rosas.
Se consigue algo casi milagroso; que el menudeo de los inevitables y numerosos tópicos de las diferentes épocas, especialmente todos los de los jóvenes revolucionarios que acaban inevitablemente siendo burgueses domados, se transforme, se destile en buen cine (televisión), incluso más, en arquetipos, en personajes con doble condición; la rígida y legendaria de los mitos y la compleja y ridículamente trágica de los simples humanos. Y todo contado a través del juego, del trampantojo, de la mascarada, del humor, de los diálogos ingeniosos y las nutridas alusiones culturales-coyunturales. Y con una constante banda sonora; infinidad de canciones que acompañan felizmente las andanzas de estos jóvenes-viejos tan derrotados.
Ungría, es el padre de todo esto, logra una mirada ajustada, equilibrada, sabia; la del que lo vivió pero es capaz de observar desde la distancia, con cierta objetividad. Desde dentro y desde fuera. Los quiere y los critica. Se apena y se alegra. Los ensalza y los echa al barro. Es de los suyos. Uno de los nuestros, más bien de aquellos.
Acaba siendo un gran poema. Una suma de rimas y autorreferencias. Se logra un espacio propio, fuera del tiempo, pura ficción, congelada. Un Macondo en el que los personajes trascienden y sobreviven, fuera de la realidad, trasmutados en símbolos, en un mundo con sus propias reglas, ensimismado y expansivo, ambiguo, reconocible e inaprensible.
Una muy buena serie. Quizás falle en los aspectos más técnicos. Nos (me) llega una versión con problemas de sonido y cierta pobreza formal (mucho más de medios que de ideas -buenas y abundantes).
El retrato de un grupo de amigos desde el "Mayo del 68", español y universitario, hasta la noche vieja del noventa. Lo que dejamos atrás y nunca volvió, aquellos maravillosos años y esas espantosas derrotas. El tiempo devorando, cruelmente, ilusiones, esperanzas y juventudes; destripando mentiras y revelando espejismos.
El Macguffin es sencillo: el más atrevido de la clase, el mito primero, el maldito, el poeta, el loco, el visionario anuncia que ha llegado el fin, "This is the end"; que se va a matar.
La serie es su búsqueda, su noche (infinita). Cinco capítulos, casi como si fueran películas independientes por su densidad y duración, con cinco parejas diferentes y cinco canciones (las que dan titulo a cada paso en el descenso a los infiernos; "Zamba de mi esperanza", "Por el camino peligroso", "El vídeo mató a la estrella de la radio", "No hay marcha en Nueva York" y "Cuando los santos salen de paseo").
En busca del tiempo perdido y Viaje al fin de la noche. Recordar y adentrarse en la oscuridad. Ajuste de cuentas y poesía sobre el esplendor en la hierba y los días de vino y rosas.
Se consigue algo casi milagroso; que el menudeo de los inevitables y numerosos tópicos de las diferentes épocas, especialmente todos los de los jóvenes revolucionarios que acaban inevitablemente siendo burgueses domados, se transforme, se destile en buen cine (televisión), incluso más, en arquetipos, en personajes con doble condición; la rígida y legendaria de los mitos y la compleja y ridículamente trágica de los simples humanos. Y todo contado a través del juego, del trampantojo, de la mascarada, del humor, de los diálogos ingeniosos y las nutridas alusiones culturales-coyunturales. Y con una constante banda sonora; infinidad de canciones que acompañan felizmente las andanzas de estos jóvenes-viejos tan derrotados.
Ungría, es el padre de todo esto, logra una mirada ajustada, equilibrada, sabia; la del que lo vivió pero es capaz de observar desde la distancia, con cierta objetividad. Desde dentro y desde fuera. Los quiere y los critica. Se apena y se alegra. Los ensalza y los echa al barro. Es de los suyos. Uno de los nuestros, más bien de aquellos.
Acaba siendo un gran poema. Una suma de rimas y autorreferencias. Se logra un espacio propio, fuera del tiempo, pura ficción, congelada. Un Macondo en el que los personajes trascienden y sobreviven, fuera de la realidad, trasmutados en símbolos, en un mundo con sus propias reglas, ensimismado y expansivo, ambiguo, reconocible e inaprensible.
Una muy buena serie. Quizás falle en los aspectos más técnicos. Nos (me) llega una versión con problemas de sonido y cierta pobreza formal (mucho más de medios que de ideas -buenas y abundantes).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final cierra todos los círculos. En el penúltimo plano, cuando lo encuentran moribundo, están los diez (Chema Muñoz y Ana Gracia-Helio Pedregal y Carmen Balagué-Carmen Elías y Pastora Vega-Jesús Castejón y Cristina Marcos-Carlos Hipólito y Jaume Valls*) que fueron a buscarle, las cinco parejas, todos perfectamente colocados.
Murió el emblema concentrado, la metáfora perfecta. Mario fue el representante de todos, su versión distorsionada, aumentada, libre, sin tapujos, mediocridades o medias tintas. Él llegó donde los demás solo se quedaron en deseos o no se atrevieron, él hizo todo lo que ellos hubieran querido hacer. Superó todos los límites. Todos le quisieron, amaron, desearon y odiaron, fue su espejo, su ideal y su condena. Su muerte es la de su época; la de su juventud, sus sueños y esperanzas; es el fin de la inocencia, el definitivo aprendizaje de la decepción.
*Habría que añadir otro personaje importante, la vasca. Arantza Rentería. Es la "intrusa". Pero les acompaña fielmente en sus bravatas y miserias, en toda su tristeza y dolor.
Murió el emblema concentrado, la metáfora perfecta. Mario fue el representante de todos, su versión distorsionada, aumentada, libre, sin tapujos, mediocridades o medias tintas. Él llegó donde los demás solo se quedaron en deseos o no se atrevieron, él hizo todo lo que ellos hubieran querido hacer. Superó todos los límites. Todos le quisieron, amaron, desearon y odiaron, fue su espejo, su ideal y su condena. Su muerte es la de su época; la de su juventud, sus sueños y esperanzas; es el fin de la inocencia, el definitivo aprendizaje de la decepción.
*Habría que añadir otro personaje importante, la vasca. Arantza Rentería. Es la "intrusa". Pero les acompaña fielmente en sus bravatas y miserias, en toda su tristeza y dolor.