Tontísima.
Por estar o salir, se ve que el cabrón de Hopper es o era buena gente, tenía o hizo muchos amigos de la profesión y del arte, además de los ya citados por todos, hasta salen Catherine Keener tan joven y asilvestrada y el bueno/malo, el menda lerenda de Bob Dylan, ese ínclito personaje en el lugar, siempre, del delito, reincidente, con su cara de (insecto) palo lagarto revenido, un suspiro.
Ella estaba guapísima, a rabiar esos ojazos, y él era simpático, cachondo, caricaturesco, pero la película es mala de cojones, contada de forma chapucera y anodina, con pereza, sin fuerza, de manera desganada y sin encontrar o dar nunca con el tono, (diríamos) una tragicomedia o un subproducto de esos tan malos que es imposible tomárselos en serio, tan especialmente por los mismos que trabajan o trabajaron en ellos que les da o dio la (el ataque de) risa floja, gran descojono, eso, seguro.
Y la trama (que) no hay por dónde cogerla.
spoiler:
- Que ella pase de considerarlo, con razón, un violador y un asesino y un tío asqueroso y grotesco y patético y repulsivo para, en la escena siguiente, caer rendida a sus brazos o pies sin comerlo ni beberlo, falling in love, sin mediación, transición, proceso ni explicación que valga la pena o el pene, ninguna, a (nos toman el) pelo.
- Que él se presente como si fuese virgen prácticamente, enséñame, anda, a los cincuenta, un asesino a sueldo nada menos, locura, ridículo.
- Que se peleen porque ella diga que necesita un entorno cultural y él que no, la caraba, el carajo.
- Por no hablar del papel de Price el pobre, de la escena en la que matan a Sheen y no la pillan a ella, ni al que asó la manteca, imposible ser más inútiles o idiotas, o las conversaciones o charlas entre los matones, entre Turturro, Pesci o el de Los Soprano Sirico y el sursum corda que son como para sacarse los dientes con alicates, completamente subnormales.
Bueno, o quizás estemos equivocados todos y en verdad sea una reflexión avant la lettre encubierta, esmerada y tan pistonuda sobre las difíciles relaciones que se establecen entre los (jodidos malditos) artistas y el mundo o mundanal ruido donde, finalmente, los primeros solo pueden estar o empatar con los criminales más sórdidos o abyectos, carne de su carne, hermanos de leche, ya que ambos ámbitos, aspectos, universos o seres son de igual catadura o calaña moral (de espanto y tentetieso), misma falta (absoluta) de valores o escrúpulos, equivalente insensibilidad, ¿no era Hitler pintor en ciernes, Stalin, poeta, Reagan, un actor o Mussolini un músico amante por citar solo unos pocos monstruos de nada?, idéntica miseria, exactamente, todos (hijos de) putas o putos, sin vergüenza ni dignidad ninguna.
La película, por tanto o por todo ello, parece un esbozo o borrador, está sin cocer o terminar, dejada de la mano de Dios, a dos velas, sin lentejas si las quieres las comes y si no, las dejas, imberbe, adolescente, a medio hacer, duermevela, la cama deshecha, la casa sin barrer y el techo lleno de goteras, sin forma, blanda, barata, boba, contrahecha, amorfa, venga.