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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
2
Drama A una misión española en Guinea llega un nuevo sacerdote. Allí es recibido por un anciano misionero que le relatará la historia del padre Javier. También la de un banquero sin escrúpulos que tuvo que salir de España tras cometer un importante fraude, y que llegó a Guinea con la idea de aprovecharse de las numerosas riquezas del país. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta sí, casi que sí, de tan mala, absoluta, dogmáticamente, creía que no lo contábamos, que con su pantagruélico y abismal final nos íbamos todos al garete de verdad, implosionábamos y se nos tragaba la tierra, como devorados por agujeros negros ávidos de carne humana y sesos tumefactos.
En fin, el susto ya pasó y toca escritura racional, exacta, lo acostumbrado en estos casos de delirios tan acusados, nuestro contrapunto.
Dios y Patria como señas de identidad, lo cual no no debería estar necesariamente mal, depende, todo depende del percal o caudal. Santo y seña. Sermón de la montaña y gloria de la raza. Somos grandes, fuimos los mejores, y lo sabemos. Y lo contamos. Perfectamente.
Un viaje al corazón de las tinieblas guineanas en busca del capitán Kurtz-Brisco (malote a gritos) por parte de Willard-Javier (cara de lelo a tiempo completo) de la Concepción. O dale meneo que me aburro, chulo, que hablando mucho no vas a salvar tu negro trasero.
Versión Disney-Meapilas-Folletinesca-Panfletaria y en el poco fondo muy naíf. Tanta simpleza y maniqueísmo que al final nos caímos de culo. Un mensaje tan obvio y poco sutil que nos herniamos para siempre. Unos actores tan teatrales y desmadrados que perdimos el oído definitivo. Unos personajes tan rudimentarios que nos robaron la vista a horcajadas. Una historia que nos licuó el alma y el corazón de golpe. Vamos, que nos quedamos sin nada, desnudos frente a Dios, sin saber rezar, terriblemente solos con el padre Javier, esperando, rogando desesperadamente por su perdón o en su defecto por que nos invitara a la santa boda de los hermosos indígenas para así poder morir por fin tan tranquilos y felices. Si no queríamos más.
Quizás su estructura un poco como de muñecas rusas, historias que se enlazan y retroceden rastreando un pasado iluminador, o tal vez su aura legendaria, sus buenas intenciones evangelizadoras y proselitistas y su candor ideológico no sirvan de suficiente atenuante en el seguro juicio final, donde esta película, mucho me temo, será condenada al fuego eterno del mal arte, justamente por ese mismo Dios al que parecen querer cantar y que seguramente se avergüenza de esa tierna brutalidad discursiva y aquel disparate culebronesco, a él no le gusta tanto eso, tiene mejor gusto, erraron el tiro, o eso creo.
Ferdydurke
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