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Voto de Ferdydurke:
7
6,0
1.984
Romance. Drama
Tres amigos emprenden un viaje en busca de amores idílicos y efímeros.Lo que pretenden es experimentar nuevas emociones que les hagan sentirse vivos. Podría ser un intento de quemar las últimas naves de la juventud, pero también podría ser una muestra de la decadencia del género masculino. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Jonás siempre me pasa lo mismo. Estoy dividido. Por un lado, me repele su afectación autocomplaciente, pedante y distante; esa aglomeración de lugares comunes juveniles-intelectuales-cosmopolitas-alternativos-privilegiados. Por el otro, me chifla, le tengo mucha envidia, admiro su sinceridad y coherencia, me gusta que se exponga y que cite libros y músicas, su buen gusto e inteligencia, su humor y sensibilidad. Y mientras veía esta película, me pasaba igual. A ratos me encantaba, otros la aborrecía. Finalmente, me pudo, la parte última me pareció soberbia.
Podríamos decir que es un canto a sí mismo y, por extensión, a su mundo, a sus amigos, a esos raros exquisitos, tan cultos, simpáticos y viajados.
De la fragilidad de los afectos, de lo efímero de los sentimientos, de la vulnerabilidad de las pasiones...; de compartidas las penas son menos. También se apunta al estado actual de las cosas, levemente, a esa juventud sin hijos, eternamente flirteando, rumbeando.
Quizás peque de falta de poso, de quedarse solamente en apunte, en gesto superficial, tan hermoso, lírico y delicado como fugaz y demasiado aparente. En sus anteriores películas ocurría algo parecido; el regodeo/merodeo de no atreverse a contar o explicar de verdad, el miedo a dejarse ver del todo refugiándose en literraturas y películas, copiando los modos de otros. Pero creo ver una evolución, un despojamiento más maduro y acertado, más esencial y verdadero.
Extremadamente cuidada, disimula su preciosismo con una máscara de apatía risueña que no acaba de ocultar el mimo engalanado (música, una muy buena utilización de emocionantes canciones, fotografía, espacios....Todo forma parte de un adorno que arropa el, obvio, deseo de gustar a toda costa, seducir, ganarse al espectador, quebrar sus defensas, envolverle a golpe de belleza cool) con el que está realizada.
Podríamos decir que es un canto a sí mismo y, por extensión, a su mundo, a sus amigos, a esos raros exquisitos, tan cultos, simpáticos y viajados.
De la fragilidad de los afectos, de lo efímero de los sentimientos, de la vulnerabilidad de las pasiones...; de compartidas las penas son menos. También se apunta al estado actual de las cosas, levemente, a esa juventud sin hijos, eternamente flirteando, rumbeando.
Quizás peque de falta de poso, de quedarse solamente en apunte, en gesto superficial, tan hermoso, lírico y delicado como fugaz y demasiado aparente. En sus anteriores películas ocurría algo parecido; el regodeo/merodeo de no atreverse a contar o explicar de verdad, el miedo a dejarse ver del todo refugiándose en literraturas y películas, copiando los modos de otros. Pero creo ver una evolución, un despojamiento más maduro y acertado, más esencial y verdadero.
Extremadamente cuidada, disimula su preciosismo con una máscara de apatía risueña que no acaba de ocultar el mimo engalanado (música, una muy buena utilización de emocionantes canciones, fotografía, espacios....Todo forma parte de un adorno que arropa el, obvio, deseo de gustar a toda costa, seducir, ganarse al espectador, quebrar sus defensas, envolverle a golpe de belleza cool) con el que está realizada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Se va desenredando con calma elegante, poco a poco, bien. Para ir afinando, para llegar al centro de su anhelo, a ese amor esquivo que todos buscan, a ese tiempo que siempre se escapa, triste-alegre, inevitablemente.
Crece en sus encuentros amoroso patosos (la agonía de la declaración en francés es brillante); desciende en los escarceos puramente discursivos (la conversación durante la cena es anémica, juguetonamente famélica, estiradamente cargante).
El final poético es preciso y hermoso; un gran logro en el que cuajan asombrosamente la forma y el fondo, la sensación y la idea.
Crece en sus encuentros amoroso patosos (la agonía de la declaración en francés es brillante); desciende en los escarceos puramente discursivos (la conversación durante la cena es anémica, juguetonamente famélica, estiradamente cargante).
El final poético es preciso y hermoso; un gran logro en el que cuajan asombrosamente la forma y el fondo, la sensación y la idea.