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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
6
Comedia. Drama En una pequeña ciudad de Mississippi, Cookie, una viuda, vive con la hija de una sobrina y con Willis, un empleado negro que se encarga de cuidarla. Incapaz de superar la muerte de su marido, la anciana se suicida. Son sus sobrinas Camille (Glenn Close) y Cora (Julianne Moore) quienes encuentran el cadáver y hacen desaparecer una nota dirigida por la anciana a Willis. Convencidas de que un suicidio es una deshonra para la familia, ... [+]
11 de agosto de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Medianoche en el jardín del bien y del mal. La simiente/muerte de la serpiente. El manantial (Patricia Neal presente). Diamantes y rubíes (parece el título de una telenovela). El don de la ubicuidad (es un dios negro, gordo y pescador como Jesús de Nazaret, el auténtico). El ABC (allí lo leen). Quitarse la vida resulta ridículo (por supuesto, adelantarse/precipitar los acontecimientos es de muy mal gusto, para qué tener prisa si todos llegamos al mismo sitio, para que forzar la máquina o el gesto, para qué hacer una escena y molestar a todo el mundo). La fiebre amarilla (un letrero habla del pasado algodonero y confederado, trece generales mediante, de la ciudad o pueblo; otro recuerda esa fiebre maldita, aquella que se contaba en Jezabel, otra buena película, más antigua).
Hace unos pocos años ganó todos los premios Tres anuncios en las afueras, ese engendro histérico, efectista, tendencioso, morboso, manipulador, repulsivo, truculento, el mal perfecto. Bueno, esta sería su otra cara, la buena, el bien imperfecto (acaba siendo liviana, leve, banal por momentos, en su virtud, la falta de sustancia o peso de casi todo, el fiel retrato o reflejo de ello, hasta incluso de la muerte, está su condena, si la hubiera, su no grandeza, le falta fuerza, tal vez hondura); el mismo mundo pueblerino, igual en todo, pero completamente diferente, opuesto. Esta no ganó nada, claro.
Entre 1999 y 2018, en apenas veinte años, hemos caído muy bajo, descenso a los infiernos del cine y de la vida, qué miedo.
Humor, inteligencia, crítica, amable parodia, endogamia, secretos, tontos al retortero, un poco como en Fargo, pero con más calor, pesca (como en El juez Priest de John Ford), calma chicha, no me estreses, también algo de tragedia, sexo del bueno y amor llevadero,
Glenn Close, Doña Urraca/Perfecta, como no, es un puto demonio, Charles S. Dutton, un ángel caído del cielo.
En verdad, todos son deliciosos, caricaturescos, como salidos de las viñetas de un cómic con retranca, cariñoso, menos ella, hipócrita, traicionera, falsa, pretenciosa, egoísta (el ventilador para mí), lianta, castradora, puritana (no ha echado un polvo en su vida, bueno, o sí, solo uno), religiosa. Loca, por mala (aunque en verdad también sea solo una pobre mujer, no hay para tanto, mano de santo).
Altman en el cénit de su arte, cómo cuenta y maneja, al huerto suavemente te lleva y los planos de la narración alterna, en paralelo monta y desmonta, goza, se ríe, nada es serio, ni siquiera la desgracia más severa, hay que reírse de ella, con los colegas. No hay fronteras, ni entre negros y blancos, hombres o mujeres, esos inventos, todo es la misma cosa blanquinegra, dorada, de alas doradas como Helios.
Llegados a un punto, a cierta edad, Robert Altman tenía aquí más de setenta, se gana distancia y se pierde ímpetu, lo uno por lo otro, se va la pedantería y se alcanza la gran nadería.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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