Shin Chan vuelve a la carga con otra cinta en la que se muestra, claramente, la lucha entre la tradición y el vanguardismo, llevando este enfrentamiento en el ámbito gastronómico. En esta película, el epicentro del conflicto se encuentra en una feria de comida tradicional japonesa, que se verá arruinada por el ataque de un ejército fanático de los platos gourmet, de la mano de su excéntrico líder, Gourmeto. Shin Chan, su familia y sus amigos se verán metidos, sin comerlo ni beberlo, en una batalla en la que, el sabor, será el único vencedor.
Durante los últimos años, las películas de Shin Chan no sorprenden, siempre nos ofrecen el mismo patrón: una aventura disparatada juntos a sus seres más queridos, acompañados de nuevos personajes de lo más variopintos y los villanos más excéntricos jamás vistos. Esto no significa que sean malas, que no puedas disfrutar de unos buenos 90 minutos, ni que una vez vista una, vistas todas. Para nada... Y lo dice un fan acérrimo de este niño de mejillas saltonas. Pero en el caso de 'El secreto está en la salsa', desgraciadamente, no es así.
Una cosa es seguir un modelo en todos los largometrajes y otra es copiar (más bien, intentar), descaradamente, todo aquello que ha funcionado en las cintas anteriores. Esto sucede en la obra de Masakazu Hashimoto, que ha querido coger lo mejor de 'Los adultos contraatacan' y 'Perdidos en la jungla', pero se ha perdido en el intento y ha propiciado una aventurilla con poca gracia, un factor emocional pobre y una falta de personalidad tremenda. Los productores de este franquicia siguen sin encontrar una nueva historia con la que encandilarnos desde su última joyita, 'La novia del futuro'.