Si se eliminaran las escenas inútiles, en las que no pasa nada, es probable que solo queden unos 30 minutos de esta ridícula película. Joe D'Amato intenta una vez más copiar la fórmula de "91/2 Weeks" y falla nuevamente, entregando una película extremadamente tediosa.

Son innumerables las escenas en las que se muestra a la protagonista (Jessica Moore) paseando por las calles, al son de canciones pop. Estas escenas tienen la única función de ayudar a que la película alcance la duración de un largometraje, ya que el magro guión solo permite realizar un cortometraje.

D'Amato ni siquiera tiene el coraje de explorar honestamente la homosexualidad del protagonista masculino, que es mostrada de una manera ridículamente contenida.

Las escenas de sexo están mal simuladas, como es típico en las producciones del director, haciendo que la obra ni siquiera sirva como soft porn.

Jessica Moore era hermosa y tenía carisma, pero ni su protagonismo puede salvar esta bomba.