Es una película para adolescentes en la que entran casi todos los tópicos: instituto, bullying light, el rey y la reina del baile de graduación, amoríos, despechos, etcétera (aunque todos un poco forzados, la verdad). La animación es pobre en cuanto al cuidado con el realismo (vamos, que todos parecen hechos de plastilina), excepto los dragones en los que se ha derrochado más cuidado en los detalles. Aun con estas limitaciones de, lo que podríamos decir, dibujo, la actuación en general es muy adecuada; una vez que te sumerges en su mundo, todo está muy en su sitio (una vez admitida la premisa inicial, claro, que sino mejor dejar de verla –incluso, no haber empezado- y dedicar tu tiempo a otra cosa). El mensaje va por la línea del respeto por quienes no son como nosotros, por su derecho a la vida y la inutilidad de la violencia excepto para la defensa propia, pero sabiendo pararse en el último momento (o sea, defenderse pero sin vengarse). Son argumentos manidos, pero que no por eso está de más repetirlos una y otra vez. Por otro lado se hace hincapié al brusco cambio que se da en la adolescencia (aunque aquí se hace de forma extrema: humano-dragón). La coreografía de las peleas me parece estupenda; no tan farragosa como suele ser cuando se producen luchas en las que aparecen varios personajes a la vez y con una diferencia de tamaño tan grande: siempre sabes donde está cada cual sin quitar por eso emoción a la batalla. La música acompaña a la narración de una forma excelente. En fin, que, con sus limitaciones, me ha parecido una buena película. La verdad es que se me ha hecho corta (supongo que el presupuesto tampoco daría para más).