La entrada y salida en los tenebrosos caminos de la delincuencia es uno de los temas recurrentes en el cine de Browning. Presencia de símbolos y referencias católicas para identificar el camino correcto. El ser humano se corrompe, pero posee la capacidad suficiente para enderezar su vida a través del arrepentimiento propio y el perdón ajeno.

Browning consigue un cine frenético en su inicio y final. Es ágil y de acción tensionada. En su parte central adolece de ritmo lento. Se siente atascada en un tramo de acercamiento sentimental. Los protagonistas son necesariamente humanizados, pero con alargada exposición.

El exotismo no falta a su cita. Tanto las presencias culturales alternativas como los personajes de peculiaridad física, son mejor tratados que en anteriores trabajos. La puesta en escena está cuidada. El maravilloso montaje no pasa desapercibido. El carisma del reparto tampoco.