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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
8
Cine negro Desde muy chico, ya Tom Powers anda cometiendo fechorías en compañía de su leal amigo Matt Doyle. Y cuando se hacen hombres, la llegada de La Ley Seca, será su gran oportunidad para hacerse un nombre en el bajo mundo del gansterismo. Para Tom (James Cagney), machista y explosivo, la imagen de su hermano Mike, un militar recto y socialmente comprometido, lo pondrá en confrontación con su madre, el único ser en la vida al que ha amado. (FILMAFFINITY)  [+]
3 de marzo de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada menos que cinco films estrenó Wellman en este 1931 donde la implantación del sonoro se daba la mano con una depresión social galopante. El cine apostó por dos caras, dar al público cuentos de hadas de evasión alejados de la realidad y reflejar lo mal que estaban las calles, el auge de la delincuencia a la que contribuía en buena medida la ley seca y unos anti héroes que se las buscaban a costa de lo que fuera. El código Hays aún no estaba vigente y a pesar de la propia autocensura películas como esta podían ver, afortunadamente, la luz.
El guión basado en el libro "Cerveza y sangre" llamó la atención de Wellman que convenció a Zanuck que en aquel momento llevaba la Warner para que diera luz verde al tercer proyecto en el mismo año sobre un tema de gansterismo y además se lo dejase dirigir. No muy convencido Zanuck aceptó. Wellman siguió "incordiando" e invirtió los papeles de Edward Woods y James Cagney como los amigos de la infancia que hacen carrera en el mudo del hampa. El resultado fue crear un mito del género (Cagney) y prácticamente truncar la carrera de Woods. El pequeño pero matón Cagney esta esplendido en ese manojo de nervios, frustrado por ser el hermano menor, menos apuesto y listo de la familia que adora a su mama y busca el reconocimiento a base la vía "fácil" del gatillo.
Es capaz de ligarse a la primera chica con la que se cruza pero le cuesta encontrar aquella que comprenda que sigue siendo el pequeño, tímido e inestable Tommy: La Harlow, que se lleva los títulos de crédito por su sensual palmito. Personalmente me seduce más la pobre Mae Clark que pasó de novia de Frankensteín a recibir en su rostro un pomelazo histórico. Sin olvidar a la excelente actriz Joan Blondell.
A todos se los merienda Cagney, mamá y hermano incluido hasta en la magistral escena final cual Cid Campeador.
Wellman se emplea a fondo, arranca con originalidad y rotundidad, saca petroleo del movimiento de cámara en los exiguos espacios interiores, se luce con el fuera de campo poniendo la violencia en la imaginación del espectador y aún le queda tiempo para algunos primeros planos de gran fuerza expresiva y el susodicho final que remata la faena con una estocada hasta la bola (pobres toros dicho sea de paso).
Junto con "Little Caesar" y "Scarface" el año siguiente, forman la santísima trinidad de un género inagotable.
ELZIETE
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