La ambigüedad semántica del título ya prefigura que el documental irá más allá que el dar a conocer la vida y obra de un pionero del cine nacido en Teruel cuya investigación y maestría en el arte de las posibilidades de manipular el negativo o mejorar la técnica del paso de manivela o el color ensancharían las puertas a que lo imposible fuera posible en la pantalla.

Ofrecernos la escasa pero importante obra personal de Segundo de Chomón y aquella que plagió e incluso mejoró de la de Melié por orden de los Pathé, no tiene precio y nos revela aparte de su talento las luchas por hacerse con el control del inicipiente séptimo arte en la Francia de primeros de siglo. Lucha que acabaron por ganar los hermanos con su vastísima producción industrial ante la que Melié no pudo competir amén de que el cine como contador de historias se fue imponiendo al cine de "trucos de feria" o cine de fantasmagorías en el que Melié se quedó anclado.

El Chomón técnico sobrevivió al Chomón autor haciendose un reputado nombre como maestro de trucajes y aportó su trabajo en títulos tan emblemáticos del cine mudo como "Cabiria" (Giovanni Pastrore / 1914) o "Napoleón"  (Abel Gance / 1957). Segundo de Chomón (1877-1927) murió con tan solo 57 años mientras seguia investigando nuevas posibilidades del color.

Pero pasado el meridiano del documental el director se embarca en un thriller tan interesante como intrigante sobre la existencia o no de un hermano del cineasta, Primo, tan fantasmagórico como su obra, que viene a poner de manifiesto las obsesiones tanto del propio director por descubrir el misterio como las de Chomón en tanto a sus posibles frustraciones por no haber sido el hombre que le hubiera gustado ser (de ahí el título) en el desempeño de su pasión por el cine, de la que no hay que olvidar a su mujer Julienne Mathieu.