Olivia nunca es suficiente, es autoexigente, tiene baja autoestima y busca la aprobación en todo momento de su máximo referente, su gemelo Matthew. Cuando este pierde la vida en un accidente de tráfico, aparecen sentimientos de culpa por no haber sido la hermana y la hija perfecta. Lejos de desviarse del camino que han trazado para ella, adopta una nueva actitud, pero esta vez más obsesiva. Ya no merece comer ni cuidar de ella misma, no merece vivir sin su hermano. De pequeños hicieron una promesa: morir a la vez o con muy poca diferencia de tiempo. No alimentarse supone alimentarlo a él, mantenerlo presente, por eso acumula la comida que no ingiere al lado del árbol que fue refugio durante su infancia.

Los padres dejan de ejercer control sobre ella, ahora apenas se preocupan por su hija y Olivia comienza a aislarse de su núcleo más cercano. No puede mantener relaciones de calidad, tampoco con la persona que le gusta porque su baja autoestima le hace pensar que no es suficiente para él. Además, ya no es la primera de la clase, empieza a estar agotada mentalmente. La incomprensión de su entorno y la falta de abordaje en su caso acaban con un intento de suicidio y su ingreso.

Película interesante por ofrecer una visión más amplia de los trastornos de la conducta alimentaria al no limitar su concepción a la preocupación por mantenerse en un cuerpo delgado. La necesidad de control y la autoexigencia en función de la etapa o de un factor estresante pueden desencadenar este fenómeno. El cine, como espejo social, debe apostar por este tipo de historias.