La carrera deportiva de Michael Schumacher estuvo plagada de acontecimientos inéditos que revolucionaron el porvenir de la Fórmula 1, desde la desgraciada muerte de Ayrton Senna hasta la descalificación del Káiser en el mundial de 1997. Por aquel entonces, el mundo entero se volcaba en cada Gran Premio y la prensa hacía eco del morbo que traían las tensas relaciones entre los pilotos, uno de los aspectos mejor narrados y más interesantes del documental. También acierta el filme en mostrar a Schumacher tal y como fue, una persona altiva, tramposa y egoísta, lo que le convirtió en alguien ambicioso, tremendamente competitivo y, como no, uno de los mejores pilotos de la historia de la Fórmula 1.

En el ámbito deportivo, el documental es pura acción y disfrute; en lo personal, todo emotividad, tanta que empalaga por momentos. Tras el aciago accidente de esquí de Schumacher y bajo el deseo expreso de la familia de no desvelar nada acerca de su estado de salud, el final de la cinta se colma de lágrimas y recuerdos que no aportan nada más que un sentimentalismo entendible, pero innecesario.

Sin embargo, esto no empaña que estemos ante un documental muy bien realizado, que cuenta con notables intervenciones de personas muy cercanas a la vida del expiloto alemán y que sirve para percibir la enorme evolución que ha sufrido la Fórmula 1 desde finales del siglo XX hasta la actualidad. Para bien o para mal, eso ya es otro debate...

Lo mejor: Poder ver de cerca cómo eran las relaciones de Schumacher con el resto de pilotos y con sus escuderías.

Lo peor: Recurrir al sentimentalismo fácil.

En resumen, un documental imprescindible para los fanáticos de la Fórmula 1.