Me cuesta asumir que los buenos actores/trices son seres mortales que envejecen al igual que lo hace todo el mundo. Mi locuaz inconsciencia me hacía pensar que iba a ver a un Ralph Fiennes desatado y dejando patente su polivalencia como actor, desde su faceta del más indigno de todos los villanos (Amon Göth en "La Lista de Schindler") hasta su cara más romántica (Conde László Almásy en "El Paciente Inglés"). Pero no. Sus 58 años dejan entrever una madurez artística propia de un actor que no necesita desgañitarse para lograr una imponente presencia ante cualquier escenario. Simplemente brutal, al igual que una soberbia Carey Mulligan, cuyo papel presenta más altibajos emocionales.

Bien es cierto que solo con las actuaciones es difícil salvar una película, aunque, en este caso, se ven bien acompasadas gracias a un estilo narrativo bastante logrado que se sustenta fundamentalmente sobre una fotografía muy interesante.

En cuanto a la trama en sí misma, la película engloba una serie de historias profundamente dramáticas en torno a una excavación en la que todos los personajes se ven involucrados. Bajo un escenario previo al caos de la guerra, el ambiente se colma de sensibilidad con la afloración de cada una de esas historias, algunas con muchas virtudes y otras con muchos defectos, pero todas ellas sin desafiar nada que pretenda sorprender al espectador. En este aspecto y dadas sus semejanzas con cualquier otro drama superfluo, "La Excavación" se convierte en un producto tan fácil de digerir como de olvidar.

Lo mejor: Ralph Fiennes y Carey Mulligan.

Lo peor: La redundancia de algunos sucesos dramáticos.

Merece la pena ver "La Excavación" solo para disfrutar de la veteranía de Ralph Fiennes y la buena actuación de Carey Mulligan, sobre todo si eres de los que rechazan las sobreactuaciones cuando no convienen y en historias con poca chicha.