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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
4
Ciencia ficción. Fantástico. Terror Max Renn, responsable de un sórdido canal de televisión por cable, descubre un día una emisora pirata llamada "Videodrome" con contenidos muy violentos y realistas. Una palpitante pesadilla de ciencia-ficción que nos muestra un mundo en el que el vídeo puede controlar y alterar la vida humana. Considerada por Andy Warhol la "naranja mecánica" de los 80. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2010
98 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sabemos que a David Cronenberg le va lo sórdido. Gusta de los temas transgresores, de las disecciones y descomposiciones orgánicas y anímicas de los mutilados seres con los que trata... desde “Rabia” a “La mosca”, en su primera etapa de cineasta se convirtió en todo un referente de la ciencia ficción y el terror, derivando en los últimos tiempos en uno de los directores de cine negro más interesantes gracias a excelentes thrillers como “Promesas del Este” o la genial “Una historia de violencia”.

Pues este es el film en el que se le fue de las manos el buen material con el que partía de base. Una odisea desmembrada, fallida y tirando a tediosa, que trataba de exponer la fusión del ser humano con la tecnología que le rodea, principalmente los medios audiovisuales, convirtiéndole en otra cosa, en la “nueva carne” (como se encargan de recordarnos constantemente durante el metraje, como si de un mantra se tratase).

Al comienzo tiene cierta capacidad de fascinación mediante el juego de varios elementos: los videos snuff, el tratamiento del sadomasoquismo, la influencia adictiva de los mass media y sobre todo la idea de las cintas “Videodrome” como si de un virus infeccioso se tratara. Una vez inoculado (visto), se expande en el individuo como una enfermedad mortal, un cáncer que une lo orgánico con lo artificial, provocando una nueva percepción alucinatoria, alcanzando un nuevo nivel de realidad y de existencia. Mediante este proceso dialéctico, la carne entra en comunión con su opuesto inorgánico y surge la síntesis, la “nueva carne” ¿A que mola? Pues no tanto.

Sí que ayuda la presencia del carismático James Woods a sobrellevar el metraje, llevando dignamente la carga del críptico desarrollo de la trama, pero la progresión hacia la paranoia, el descenso a los infiernos del personaje, lejos de fascinar, alcanza altas cotas de extravagancia e insuficiencia; así tenemos una colección de deslucidas secuencias que no hacen justicia a las buenas ideas que tratan de exponer: venga a darle latigazos al televisor palpitante, frotando la cabeza dentro de la pantalla-globo, la mano fundida con la pistola, la descomunal vagina abdominal donde Woods “comulga” con las cintas VHS penetrantes... figuras metafóricas que al tratar de desdibujar visualmente las fronteras entre chicha y plástico, fallan en su cristalización fílmica.

Seguramente sobre el papel la historia parecería magnífica, pero su traslación al lenguaje cinematográfico es simplemente irregular. De tanto delirio la película pierde fuerza a marchas forzadas irremisiblemente aún obviando sus obsoletos efectos especiales, que no son en absoluto el principal problema. El problema es una narrativa disgregada, un tono desacertado, un montaje seccionado, un ritmo inexistente y una frialdad expositiva que convierten a “Videodrome” en otro mero experimento curioso y deforme dentro de la bizarra filmografía del director canadiense.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
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