Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
2
Drama. Thriller Dorian Gray (Ben Barnes) es un joven aristócrata muy atractivo que, después de haber pasado una solitaria adolescencia en el campo, regresa a Londres, donde ha heredado una mansión. Atraído por la vida nocturna, se sumerge en ella de la mano de Lord Henry Wottom (Colin Firth), que lo conduce a los antros más recónditos y sórdidos de la ciudad. Al joven le fascina el estilo de vida decadente y amoral de Wotton. Por otra parte, su ... [+]
27 de agosto de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
... de poner a parir esta aburridísima y execrable sodomización a uno de los mejores libros de la literatura universal jamás escritos. Oscar Wilde, genio entre genios, realizó un denso y riquísimo tratado sobre la caducidad de la belleza, el hedonismo como valor supremo, el deseo como motor vital, la naturaleza narcisista del ser humano, el precio de la decadencia, la anatomía del alma, los mismos confines del bien y del mal, en una obra maestra imperecedera que parece que el señor Oliver Parker no ha sabido o no ha querido comprender.

El resultado es este pastiche gótico del que sólo se salvan un buen diseño de producción, los excelentes aforismos extraídos directamente de la novela y una aceptable interpretación de Colin Firth como Lord Henry, personaje poseedor de las mejores líneas de diálogo que funciona sobre el papel a modo de alter ego del escritor. Claman al cielo los cambios injustificados que tergiversan el sentido del original en pro de escenas y desarrollos abochornantes que no hacen sino empobrecer la trama, como la invención de la hija de Lord Henry o las ridículas orgías victorianas.

Todo desprende un tufillo moralista, planteado como si la influencia del dandi Henry fuera la causa de todo, cuando es Gray quien posee esa naturaleza curiosa y ególatra; amén de que la supuesta degradación se presenta precedida por las incursiones en los puticlubs, los fumaderos de opio y los chupitos de Ginebra. El mensaje se reduce a: ¡niños, alejaos del alcohol y las drogas, que son mu malas! Sobre la predisposición al placer y lo prohibido inherentes a la condición humana, que es de lo que escribía Wilde, nada. No se vayan todavía, que aún hay más.

Yo creo que Ben Barnes cuando entra en los despachos de los productores debe llevar puestas las rodilleras y en la mano, Listerine, porque si no, no entiendo cómo le dan papeles protagonistas con semejante impunidad. Aquí demuestra de nuevo tras su incursión en los universos narnianos lo pésimo actor que es, incapaz de llevar sobre sus hombros toda la complejidad que acarrea el personaje de Dorian Gray.

Lo peor es que con su hollywoodiense, forzadísima e inventada resolución le quita todo el sentido al relato original, a la degeneración faustoniana de Gray, en una especie de intento de clímax con redención final que es de vergüenza ajena. En fin Oscar, no te revuelvas en tu tumba que no vale la pena, tu obra prevalecerá inmutable e inmortal como el cuadro de Dorian, mientras este atentado se irá envejeciendo y degradando, oculto por la vergüenza en el desván de su productora…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow