En un segundo después (1999), dos agentes del FBI deben investigar una serie de desapariciones que se suceden por todo el mundo, su investigación les hará ver una gran verdad.

Wes Llewellyn dirige este espantosa película de intriga que no funciona en ningún momento con interpretaciones de 1º de arte dramático y un guion rendido a ser usado como propaganda religiosa.

La película solo hará las delicias de los religiosos mas integristas y de todo tipo de fanáticos de la conspiración de extrema derecha.

Este tipo de películas de temática religiosa se están popularizando mucho en Estados Unidos entre sectores sociales fuertemente conservadores.

En definitiva una película pésima incluso midiéndola como cine de tarde.