Quinta entrega de las aventuras del Enterprise y su tripulación. En esta ocasión dando un resultado inferior a lo deseado. La película no sabe muy bien lo que pretende y se queda a medio camino de cualquier cosa.

El tema tratado es la búsqueda de Dios, el conocimiento supremo, la respuesta a todas las preguntas. Un nuevo villano con delirios de profeta será el encargado de guiar, de forma forzada, a nuestros protagonista hacia el origen del universo. La historia podría dar para bastante más, pero no se sabe lo que se quiere. Por momentos parece que nos dirigimos a un final filosófico para la reflexión, en otros parece querer centrarse en la aventura, fallando en ambas cosas. El guion no es muy imaginativo, se vuelve a sacar el tema de la amistad, la lealtad entre los protagonistas, pero ya empieza a cansar y resulta repetitivo.

Los fx son inferiores a las anteriores entregas y han envejecido mal. La historia tiene varias lagunas y deja más preguntas que respuestas. No entiendo el problema por cruzar la última frontera, si al final lo hacen sin dificultades y encima les sigue otra nave, que tampoco entiendo cómo los logra encontrar. Esa nave klingon está de relleno, no aporta nada. Tampoco queda claro por qué el profeta sabía a donde ir exactamente, y mucho menos la verdadera identidad del Dios tras la cortina. Todo se queda a medias.

A la película le falta fuerza, se nota cierto cansancio. Y aunque se sigue agradeciendo que en cada entrega nos ofrezcan historias diferentes, comienza a dar la sensación de que esto ya lo hemos visto. Y lo hemos visto mejor.