El thriller surcoreano repite historias, personajes y estructura. Y aún así consigue que cada película sea diferente a las demás, ya sea por el ritmo, por el mensaje transmitido o por la propia dirección.

Un hombre trabaja para una compañía que, en realidad, es la tapadera de una organización mafiosa. Toda su vida gira en torno al trabajo, hasta que comienza a replantearse su labor. Pero no porque esté bien o mal, sino porque no lo hace feliz y ha tomado consciencia de que vivir para un trabajo que no le gusta no tiene ningún sentido. Esta reflexión, eje principal de la película, se generaliza para cualquier trabajo y deja un final muy claro: vive la vida y sé feliz, no te amargues por un trabajo que odias, haz lo que te guste, el dinero está sobrevalorado. Pero hazlo antes de que sea tarde.

Por supuesto la historia será de venganza y dejará muchos cadáveres detrás. La música es bonita, los planos muy cuidados y la narración es pausada. Buena definición del personaje principal, al que se entiende en todo momento. Recomendable.