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España España · Crystal Lake
Voto de Biopunk:
6
Comedia. Terror. Intriga. Ciencia ficción Abbott y Costello se meten en la piel de un par de policías norteamericanos que viajan a Londres para aprender nuevas técnicas de sus compañeros ingleses. Allí conocen al rarito Dr. Jekyll y por error uno de ellos acaba inyectándose con una extraña jeringa que hace que el médico se convierta en un siniestro personaje. (FILMAFFINITY)
11 de julio de 2023
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Abbott y Costello conocen en esta ocasión al Dr. Jekyll (y su ‘alter ego’ Mr. Hyde) en una comedia de terror ambientada en el Londres victoriano.

Esta entrega del dúo cómico es bastante entretenida, casi al nivel de aquella en la que enfrentaban a los monstruos clásicos. Es verdad que su humor de mamporros resulta muy tonto y a duras penas saca sonrisas, pero la película tiene otras virtudes.

La mayor de ellas es el Dr. Jekyll, que tiene tanto protagonismo o más que el propio dúo y eso eleva la calidad de la cinta, interpretado por un Boris Karloff entrado en años que otorga una visión diferente del personaje. Este Jekyll no es el hombre bueno, decente y reprimido que libera sus instintos al transformarse en su parte malvada; este Jekyll ya viene trastornado de fábrica. Es un infame científico que experimenta con animales y personas, buscando transformar las segundas en primeros, en lo que probablemente es un guiño a ‘La Isla del Doctor Moreau’, y está enamorado de una mujer a la que cuida y a la que no pretende dejar ir. Su contraparte Hyde en realidad solo la usa para cruzar la línea del asesinato, y alejar las sospechas del crimen al perpetrarlo con otra identidad. Además, siguiendo la idea de las transformaciones animales, este Hyde es más bien un hombre lobo, tanto en apariencia como en comportamiento. De hecho la cinta recuerda mucho a ‘Werewolf of London’, la primera versión lobuna de la Universal, que a su vez bebía de la novela de Robert Louis Stevenson.

No terminan ahí las referencias al mundo monstruoso, pues hay un pasaje donde la acción se traslada a un museo de cera y aparecen varios de los personajes clásicos por ahí, e incluso se permiten un pequeño ‘gag’ con el monstruo de Frankenstein bastante simpático, probablemente como guiño al mismo Karloff, la primera y más icónica encarnación del personaje.

Comentar que está bastante lograda la ambientación de la noche londinense, nebulosa y misteriosa. La época victoriana tiene un encanto especial para el terror y aporta un toque de horror clásico que contrasta con el tono humorístico del film.

¿Puntos negativos? El inicio con el número musical sobra totalmente, y la historia de amor típica y forzada más de lo mismo, que encima se le dan bastantes minutos. Pero bueno, en general es una película desenfadada y entretenida.

Termino con un par de datos interesantes.

Boris Karloff solo interpretaba el personaje hasta el momento de su transformación, luego era Eddie Parker (sin acreditar) el que tomaba el relevo, por eso se ve tan ágil. Lo mismo pasa con Costello, que era sustituido por su doble de acción, Vic Parks.

Si lo anterior puede pasar desapercibido es porque la transformación no es solo maquillaje, sino una máscara de una pieza, de gran movilidad y ciertamente aterradora, diseñada por la artista Milicent Patrick, que también fue la encargada de crear la criatura del famoso clásico ‘Creature from the Black Lagoon’ del año siguiente, lo que le valió tristemente el despido de la Universal y el hundimiento de su carrera, después de que Bud Westmore, jefe de maquillaje de la empresa, celoso de su talento, la pusiese de patitas en la calle para atribuirse el trabajo.
Biopunk
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