Una serie de personas que han cometido algún que otro crimen son encerrados en una cárcel de máxima seguridad abandonada donde años atrás ocurrió una masacre. Estarán en un concurso donde el ganador recibirá una cuantiosa suma de dinero. Un día después de llegar, pierden comunicación con la central de la cadena que les emite el programa quedando aislados y no solo los concursantes serán su mayor amenaza.

Horrible, yo solo pude ver hasta el episodio número tres y mira que parecía que se ponía interesante en ese momento pero es que ni siquiera la introducción de un personaje transgénero —que no transexual— me hizo más llevadero el sopor y aburrimiento al que estaba siendo sometido. Un ritmo más lento que una tortuga coja pisando huevos, que se decía en mi pueblo.

Los actores pues bien pero Santiago Segura lo siento en el alma por él, es muy simpático y a mí me cae muy bien pero aquí es que lo hace fatal, no le queda nada bien el papel o no sabe hacer nada fuera de Torrente. Dedícate al porro Santiago.

Total, una serie que es como las típicas españolas que al final las cancelan —véase «Rabia» (2015)— porque no saben hacer las series como en Estados Unidos en las que te dejan en el último minuto con ganas de ver el siguiente, aquí no, te da igual lo que les pase como a los de «Twin Peaks» cuando acaba la serie.

(Ni una serie ni película sin crítica).