Un chico de Madrid y otro de Albacete coinciden en el día del orgullo gay en el 2015 y en el último día despiertan en un motel por la mañana para pasar esa despedida en la cama, charlando, etc. Se trata de un cortometraje de apenas tres minutos que nos muestra desde el punto de vista del chico de Madrid ya que es el que pone la voz en «off» las inquietudes de miles de personas —no necesariamente homosexuales— que surgen ese tipo de relaciones con fecha de caducidad. Las imágenes son tiernas y las reflexiones interesantes. Lo que falla para mí gusto son las actuaciones de sobre todo el chico de Albacete que parece que tiene el dilálogo aprendido y así lo repite, cual loro.

Muchas veces nos enamoramos mucho más de la situación, la idealizamos por diferentes circunstancias, que de la persona con la que estamos y de eso creo que también habla un poco el cortometraje.