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Voto de Hartmann:
5
6,1
32.913
Ciencia ficción. Fantástico. Acción
En una sociedad futura, se arenga a los estudiantes para que se alisten en el ejército y se conviertan en ciudadanos. Johnny Rico se alista para seguir a su novia, pero acabará participando en una cruenta guerra contra los insectos del planeta Klendathu, tras la muerte de sus padres, a causa de un meteoro lanzado por esos insectos contra su ciudad natal. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2007
54 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Las Tropas del Espacio" es una apreciable novela de ciencia ficción del autor Robert A. Heinlem, novela de cariz abiertamente fascista y xenófobo, pero al estilo norteamericano, con la justicia y la "democracia" como banderas (v. spoiler).
Décadas más tarde, cierto gamberro apellidado Verhoeven decidió emprenderla con este clásico y parodiarlo de la manera más feroz, poniendo en solfa de paso varios de los vicios del que fue su país de acogida. Así la adaptación admite una doble lectura, primero como simple ejercicio de entretenimiento y segundo como crítica del militarismo más cerril. Y ahí está el problema: como entretenimiento la película es aceptable, pero como crítica fracasa.
"Starship Troopers" opera por pura exageración. Se toman elementos del original literario, se simplifican, se descontextualizan y se inflan hasta lo imposible: uniformes con reminiscencias nazis, planas interpretaciones, diálogos de parvulario y un incesante llamamiento a la alienación total a través de simpáticos anuncios caen en avalancha sobre el espectador. Pero eso no basta. Una crítica hay que argumentarla, con hechos o palabras, como ya hiciera Lubischt en su magistral diatriba antifascista "Ser o no ser".
Por desgracia Verhoeven piensa que con la hipérbole es suficiente, y se equivoca. Si exageras algo para evidenciar sus contradiciones, pero no argumentas tu crítica, te arriesgas a que te tomen por aquéllo que criticas, no en vano varios usuarios de Film Affinnity tildan a esta película de fascista, o el pobre de Casper van Dien se empeñó en considerar en una entrevista que el suyo era un papel trascendente en una película seria. Además, cuando una sociedad entra en una dinámica ideológica degenerativa su propaganda se vuelve cada vez más burda, con lo que acaba absorbiendo a su propia imagen distorsionada: cualquiera que haya visto los anuncios reales de reclutamiento del ejército norteamericano encontrará calcos de los anuncios que salpican esta película. Así, lo que era exagerado pierde su causticidad y pasa a formar parte de la "normalidad". Una normalidad que da miedo.
Un ejemplo: si decimos que la grotesca "Independence Day" ha sido dirigida por Verhoeven y "Starship Troopers" por Emmerich no faltaría quien dijera que la primera era una parodia genial del ramplón patriotismo yanqui y la segunda pura propaganda fascista, ¡pero las películas seguirían siendo las mismas!
La reiteración de escenas de una violencia brutal y sanguinaria y el "final feliz" contribuyen a que a Verhoeven le pase lo que en su más lograda Robocop: acaba participando de aquello a lo que critica. Lástima de ocasión desaprovechada.
¿Como entretenimiento?: buena partitura de Poledouris, excelentes efectos especiales de naves (menos afortunados los de los insectos) y unas escenas de acción algo ramplonas pero con el ritmo preciso. De ahí (y de las buenas intenciones del director) lo del aprobado raso.
Si no se le pide demasiado, hasta se puede recomendar.
Décadas más tarde, cierto gamberro apellidado Verhoeven decidió emprenderla con este clásico y parodiarlo de la manera más feroz, poniendo en solfa de paso varios de los vicios del que fue su país de acogida. Así la adaptación admite una doble lectura, primero como simple ejercicio de entretenimiento y segundo como crítica del militarismo más cerril. Y ahí está el problema: como entretenimiento la película es aceptable, pero como crítica fracasa.
"Starship Troopers" opera por pura exageración. Se toman elementos del original literario, se simplifican, se descontextualizan y se inflan hasta lo imposible: uniformes con reminiscencias nazis, planas interpretaciones, diálogos de parvulario y un incesante llamamiento a la alienación total a través de simpáticos anuncios caen en avalancha sobre el espectador. Pero eso no basta. Una crítica hay que argumentarla, con hechos o palabras, como ya hiciera Lubischt en su magistral diatriba antifascista "Ser o no ser".
Por desgracia Verhoeven piensa que con la hipérbole es suficiente, y se equivoca. Si exageras algo para evidenciar sus contradiciones, pero no argumentas tu crítica, te arriesgas a que te tomen por aquéllo que criticas, no en vano varios usuarios de Film Affinnity tildan a esta película de fascista, o el pobre de Casper van Dien se empeñó en considerar en una entrevista que el suyo era un papel trascendente en una película seria. Además, cuando una sociedad entra en una dinámica ideológica degenerativa su propaganda se vuelve cada vez más burda, con lo que acaba absorbiendo a su propia imagen distorsionada: cualquiera que haya visto los anuncios reales de reclutamiento del ejército norteamericano encontrará calcos de los anuncios que salpican esta película. Así, lo que era exagerado pierde su causticidad y pasa a formar parte de la "normalidad". Una normalidad que da miedo.
Un ejemplo: si decimos que la grotesca "Independence Day" ha sido dirigida por Verhoeven y "Starship Troopers" por Emmerich no faltaría quien dijera que la primera era una parodia genial del ramplón patriotismo yanqui y la segunda pura propaganda fascista, ¡pero las películas seguirían siendo las mismas!
La reiteración de escenas de una violencia brutal y sanguinaria y el "final feliz" contribuyen a que a Verhoeven le pase lo que en su más lograda Robocop: acaba participando de aquello a lo que critica. Lástima de ocasión desaprovechada.
¿Como entretenimiento?: buena partitura de Poledouris, excelentes efectos especiales de naves (menos afortunados los de los insectos) y unas escenas de acción algo ramplonas pero con el ritmo preciso. De ahí (y de las buenas intenciones del director) lo del aprobado raso.
Si no se le pide demasiado, hasta se puede recomendar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La novela planteaba una sociedad "utópica" en la que sólo adquirían derechos de ciudadanía aquéllos dispuestos a servir voluntariamente en el ejército: sólo puedes participar en la toma de decisiones si estás dispuesto a arriesgarte por tu modelo social. Como buen yanqui, a Heinlem le fallaban bastante sus conocimientos de Historia, pues el modelo social por él propugnado ya tenía su antecedente en la Antigua Grecia. Un espartano o un ateniense eran ciudadanos sólo en la medida en que militaban entre los hoplitas (la infantería pesada), aunque no se admitía a cualquiera, y era bajo esa condición que podían participar en las asambleas, las aclamaciones o las votaciones de su polis. Queda feo decirlo, pero el origen de la democracia occidental fue militarista, y ni qué decir tiene que careció de la perfección que exhibe en la novela. Entre las muchas objeciones que podrían hacerse a semejante modelo de "democracia", dudo que sólo mediante la guerra un ciudadano pueda hacer aportaciones constructivas a su sociedad, tesis que ya en demasiadas ocasiones se ha demostrado (y se sigue demostrando) como un fracaso. También evidencia el autor unos conocimientos bastante escasos de teoría marxista, con lo que sus críticas al socialismo caen a veces en el puro disparate. Con todo, la narración es correcta y las escenas de combate, que no tienen absolutamente nada que ver con su réplica cinematográfica, están descritas de manera impecable, no en vano Heinlem fue veterano de la Guerra de Corea (cualquiera con algo de ojo reconocerá rápidamente a los coreanos en los insectos contra los que luchan los protagonistas; ¿quién dijo racismo?). En el libro sí se empleaba el armamento nuclear, pero un insecto "cerebro" atomizado no era tan útil como vivo... Dos detalles anecdóticos: en el original, el protagonista no es argentino, sino portorriqueño. Y la única escena que Verhoeven calca de la novela es aquélla en la que los protagonistas van a alistarse y topan con un oficial de reclutamiento que les explica que el ejército ha hecho de él lo que es... para aparecer acto seguido sin piernas. Estamos ante el único momento de la cinta en que nos aproximamos a una crítica coherente de las tesis heinlenianas, pero por desgracia su responsable no sigue en esa dirección y opta por el gran espectáculo, ignorando que ambas opciones hubieran sido perfectamente compatibles.