Mediocre película de espionaje donde Robert Redford interpreta a un chupatintas que él solito destapa una gran operación de la CIA. El personaje de Redford cuenta con habilidades inusitadas para el oficinista medio, amén de que las pistas se las va encontrando conforme las va necesitando. Eso le resta casi todos los puntos de credibilidad a un guión que flojea aunque la acción de la peli aguante el tipo hasta el final.

Lo más llamativo es que presente a los espías y mercenarios como auténticos gentlemen elegantes y educados, aunque luego no les tiemble la mano para asesinar sangre fría a todo el que haga falta, o que se tomen los conflictos internacionales e invasiones de países como un mero juego (las víctimas militares, el sufrimiento de los civiles, etc. son daños colaterales de ese juego).

Por desgracia, la realidad supera a la ficción cuando hablamos del poder del capital. Sólo hay que ojear los periódicos para darse cuenta de que es el capital quien hace y deshace en el mundo a su antojo. La pregunta que hace Cliff Robertson al final de la trama resume claramente toda esa manipulación.

Sinceramente, esperaba más de una película que empieza con una buena idea y que está protagonizada por Redford y Dunaway, pero si le quitamos la estética refinada a 'Los tres días del Condor', 'Conspiración' de Mel Gibson le gana por goleada. La única explicación que le encuentro a que este largometraje fuese un hito en el género de espionaje es que en el 75 no habría muchas voces denunciando conspiraciones gubernamentales y ésta marcó la diferencia.

Se deja ver, pero no es peliculón.